Miles de hinchas colombianos sin entradas desbordaron el Hard Rock Stadium, generando caos y posibles demandas judiciales contra Conmebol.
En la antesala de la final de la Copa América, disputada el domingo 14 de julio en el Hard Rock Stadium de Miami, se vivieron momentos de tensión y descontrol debido a una multitud de hinchas colombianos y argentinos sin entradas que lograron ingresar al estadio, desbordando la capacidad del recinto y generando una crisis de seguridad.
Audio: Relato de periodista sobre lo ocurrido en la previa de la final.
Desde el sábado, se informó a la Conmebol y a la Federación Colombiana de Fútbol sobre la llegada de miles de hinchas colombianos sin tickets que se dirigían a Miami para presenciar el partido y participar en el famoso «banderazo». Aviones llenos de aficionados viajaron desde Colombia, lo que alertó a las autoridades de la Conmebol. Sin embargo, los intentos de esta organización por coordinar una respuesta de seguridad adecuada con la Concacaf y las autoridades locales no fueron fructíferos.
El sábado y el domingo por la mañana, Conmebol solicitó a Concacaf y a las autoridades locales que reforzaran las medidas de seguridad debido a la gran cantidad de hinchas sin entradas que se esperaba llegaran al estadio. La respuesta fue negativa en ambas ocasiones, con las autoridades locales asegurando que no veían necesario tomar medidas adicionales. «No era necesario tomar ninguna medida adicional», fue la respuesta de las autoridades a los repetidos pedidos de Conmebol.

Las puertas del estadio se abrieron a las 5:00 p.m. hora local, tres horas antes del inicio del partido, y una hora después ya había una multitud de personas en los alrededores del estadio. Familias enteras, incluidos hijos y sobrinos de periodistas, lograron ingresar temprano. Sin embargo, a partir de las 5:30 p.m., una marea humana, compuesta en un 50% por personas sin entradas, se acercó al estadio, generando un cuello de botella que resultó imposible de controlar.
Las medidas habituales de seguridad, como retenes para verificar entradas a una o dos millas del estadio, no se implementaron, permitiendo que una gran cantidad de personas sin tickets llegaran hasta la entrada del estadio. En un recinto con capacidad para 60,000 personas, se encontraron con 20,000 personas dentro y 80,000 fuera, lo que desbordó cualquier control posible.

Afortunadamente, dentro del estadio no se reportaron incidentes graves entre los hinchas argentinos y colombianos. Sin embargo, la situación se tornó caótica, con personas invadiendo las áreas de transmisión y los periodistas luchando por proteger su equipo. «Realmente estábamos atajando y agarrando las cosas con la mano», relató un periodista, describiendo la desesperada situación.
La Conmebol podría enfrentar múltiples demandas judiciales por parte de aquellos que compraron entradas legítimamente y no pudieron ingresar al estadio. «Seguramente va a haber demandas y Conmebol tendrá que devolver el dinero porque hay gente que pagó muchísimo dinero de manera legal», comentó un periodista afectado por la situación. Familias, amigos y colegas quedaron fuera del estadio, incapaces de ingresar a pesar de tener entradas legales.

La responsabilidad de esta crisis de seguridad podría recaer en las autoridades locales y la Concacaf, que desestimaron las advertencias y solicitudes de Conmebol para reforzar la seguridad. La Conmebol ahora debe decidir si reembolsará el dinero a los afectados y si tomará medidas contra aquellos responsables de la seguridad.
La jornada que debía ser de celebración y emoción deportiva terminó con una experiencia amarga para muchos hinchas, y la Conmebol se enfrenta a una posible ola de reclamos y demandas legales que podrían prolongarse en los próximos meses.