Vigorexia: Lo que hay detrás se la obsesión por los músculos

*Este trastorno se caracteriza por la obsesión de alcanzar un cuerpo musculoso y definido, alimentando un ciclo de insatisfacción constante y autoexigencia desmedida que conducen a consecuencias graves para la salud.

Redacción Sociales
LA LIBER TAD

La imagen física se ha convertido en una moneda de valor incalculable. Cada día, a través de redes sociales, son millones de personas las que son bombardeadas con fotos de cuerpos esculpidos y vidas aparentemente perfectas que, lejos de inspirar, muchas veces generan ansiedad y desesperación en quienes las observan.

Este fenómeno ha dado lugar a la vigorexia, un trastorno poco conocido pero crecientemente preocupante, donde la obsesión por alcanzar un cuerpo musculoso y definido puede llevar a prácticas con consecuencias graves para la salud.

La vigorexia, también conocida como dismorfia muscular, no distingue género ni edad. Quienes la padecen, motivados por los estándares irreales, se ven impulsados a dedicar horas interminables en el gimnasio, a seguir dietas restrictivas, cambiar sus hábitos y, en casos extremos, a utilizar sustancias peligrosas para acelerar el crecimiento muscular.

De hecho, alguien con este trastorno, paradójicamente jamás se va a ver lo suficientemente musculado ni en forma y seguirá aumentando sus entrenamientos, al tiempo que abandona sus relaciones familiares, sociales y descuida las laborales.
La vigorexia aparece generalmente en hombres entre los 18 y 35 años, aunque también se da en mujeres y en otras etapas de la vida. En uno u otro caso, suele subyacer un gran complejo de inferioridad.

10

Su relación con los traumas en la infancia

Si bien los casos de vigorexia han aumentado debido a la manera en la que hoy se relacionan los jóvenes, un estudio señaló que el trauma infantil está relacionado con el aumento del riesgo de sufrirlo durante la adolescencia y juventud; el 16% de las personas con cinco o más experiencias infantiles adversas (ACE) presentaron un riesgo clínico de dismorfia muscular.

De acuerdo con los expertos, estas vivencias contribuyen a la creación de patrones de pensamiento, emociones y comportamientos que van hasta la vida adulta, y que influye directamente en las relaciones que se entablan con los demás y la imagen que se tiene de sí mismo. Estos traumas también pueden afectar la capacidad para afrontar desafíos.

De esta manera se destaca que la obsesión por una apariencia muscular puede servir como estrategia para compensar los sentimientos de vulnerabilidad o inseguridad originados durante las primeras etapas de la vida, intensificándose con la presión por cumplir los cánones estéticos impuestos en la actualidad.

11

Quienes sufren de vigorexia pueden presentar diferentes síntomas, como pasar largos periodos frente al espejo, comparando obsesivamente su cuerpo con el de otros. De igual manera experimentan altos niveles de estrés y ansiedad si no pueden cumplir con sus rigurosos regímenes de ejercicio o dieta, llegando incluso a ignorar lesiones físicas para continuar entrenando.

Para ellos, el ejercicio se convierte en el centro de su vida, priorizando la musculación sobre otros aspectos. Además, mantienen una obsesión constante por consumir una cantidad específica de proteínas diariamente, lo que puede llevar a desequilibrios nutricionales graves.

En casos más extremos donde se recurre a sustancias anabolizantes, los síntomas se agravan significativamente, causando problemas físicos como caída del cabello, presión arterial alta, y problemas de impotencia e infertilidad, también pueden provocar daños severos en órganos vitales como el hígado y el corazón.

Este trastorno no solo afecta el cuerpo, sino también la salud mental, pues la búsqueda obsesiva de la perfección guarda todo el potencial para llevar a la ansiedad y depresión, poniendo en riesgo la integridad física y emocional de quienes lo experimentan.

12

Hábitos saludables y equilibrados

Reconocer la diversidad de cuerpos y entender que la salud integral son prioridades fundamentales sobre cualquier ideal estético, es el primer paso para contrarrestar los efectos nocivos de la vigorexia. También resulta crucial adoptar hábitos de ejercicio equilibrados y evitar el sedentarismo, asegurándose siempre de contar con la supervisión de un entrenador profesional si se sigue algún programa de ejercicios.

Durante la práctica física, es importante escuchar las señales del cuerpo y detenerse inmediatamente ante cualquier signo de dolor muscular o fatiga excesiva, así como también evitar desarrollar pensamientos obsesivos sobre la apariencia física.
Otra de las recomendaciones claves es realizar revisiones médicas periódicas para evaluar el estado de salud física y prevenir complicaciones derivadas del exceso de ejercicio o dietas restrictivas.