El astro colombiano se destaca en la Copa América, mostrando destrezas que recuerdan sus días de gloria.
Este viernes James Rodríguez llega a los 33 años, pero su juego y destreza lo hacen parecer mucho más joven. Al igual que cuando tenía 23 años, su capacidad para usar su pierna izquierda para crear pases de gol y librar batallas heroicas en el campo permanece intacta. En la semifinal de la Copa América contra Uruguay, con James como capitán, se planteó quién será a sus 33 años y qué logrará después de la final del domingo.

Con el paso de los años, la mirada de James ha adquirido un aire más desafiante y su apariencia menos juvenil. Su liderazgo se ha intensificado, llevando la cinta de capitán con firmeza. Ha enfrentado odios y ahora disfruta de los aplausos, siendo respetado por sus compañeros y temido por sus rivales. Nadie sabe qué inventará este ‘10’ cuando levanta la cabeza y prepara su zurda.
James ha cambiado su forma de moverse en el campo. Ya no corre tras cada balón; ahora es más cerebro que pulmón. La pelota lo busca a él, y él, con elegancia, levanta la mirada y sabe dónde están sus compañeros antes de recibirla. Este enfoque le ha permitido acumular seis asistencias en la Copa América, demostrando que su control sobre la pelota es casi mágico.

A sus 33 años, James lleva consigo muchas batallas, partidos, altibajos, críticas y elogios. Ha alcanzado la cima, tocado el cielo con una chilena, y ha enfrentado momentos oscuros. Sin embargo, siempre se levanta, especialmente cuando viste la camiseta de Colombia. Su zurda puede recibir golpes, pero nunca olvida cómo jugar.
Después de la épica victoria de Colombia sobre Uruguay, James se arrodilló en el campo, no como un derrotado, sino como un gigante descansando. Sus compañeros lo rodearon y lo abrazaron, celebrando juntos con lágrimas de felicidad. Cuando quiso hablarle al país, la emoción lo abrumó. “Para mí…”, comenzó, pero su voz se desvaneció. Recuperando el aliento, con los ojos llenos de lágrimas, continuó: “Llevo casi 13 años aquí… queriendo esto… Estamos felices…”.

La historia, que se ha ocupado de otros zurdos geniales, ahora se centra en James. Como en 2014, cuando brilló en el Mundial, James ha resurgido en la Copa América. Es una figura que prefiere ser arma que herida, un líder que inspira a sus compañeros y desanima a sus rivales con su talento.
A los 33, James no mide sus logros por el tiempo, sino por sus habilidades. Cuando levanta la pelota, los hinchas se estremecen, los rivales temen y sus compañeros se preparan para el pase perfecto. En su cumpleaños, mientras sopla las velas rodeado por la Selección, su deseo probablemente será colectivo, buscando la victoria para Colombia.

El domingo, James estará bien acompañado, respaldado por un entrenador que confía en él y por una afición que ha vuelto a creer en sus milagros. La prensa, que antes lo criticaba, ahora celebra sus hazañas. James y su pie izquierdo celebran 33 años, listos para llevar a Colombia a la gloria con pases precisos y un juego inspirado. Al final, James podrá reflexionar sobre quién es a sus 33 años, tras una carrera llena de altibajos y grandes momentos.