POR: FABIAN ANDRES WILCHES GOMEZ
Es crucial ser crítico frente a la prueba de estado y a la política de estandarización del Ministerio de Educación debido a que estas medidas tecnocráticas han debilitado la formación de buenos ciudadanos. La concepción estrecha de la formación autónoma como la realización satisfactoria de pruebas estandarizadas ha fracasado en elevar la calidad de la educación y ha limitado el acceso a la educación superior para las clases desfavorecidas. Además, esta supuesta calidad se enfoca principalmente en términos económicos, descuidando el cultivo de valores constitucionales como la solidaridad y la conexión de la ciudadanía con las problemáticas sociales.
La reflexión crítica permite identificar estas problemáticas y proponer alternativas que promuevan una formación más integral, contextualizada y pertinente. Además, cuestiona la lógica funcionalista del discurso estandarizado y tecnocrático, abogando por la autonomía curricular como una herramienta para transformar los contextos y la formación de sus actores. En este sentido, la reflexión crítica sobre el sistema educativo y sus políticas curriculares es fundamental para promover una educación más auténtica, significativa y comprometida con las necesidades reales de la sociedad.
La política de estandarización también representa la forma dominante de reestructurar el sistema educativo en beneficio de las empresas, lo que promueve la exclusión social de los más desfavorecidos. Por lo tanto, es necesario cuestionar y examinar críticamente estas prácticas y discursos, como el de las competencias y la estandarización, para promover una formación contextualizada, pertinente y crítica.
Al diseñar su currículo, una Institución Educativa debe plantearse las siguientes preguntas fundamentales como: ¿Qué debe enseñar para formar buenos ciudadanos? ¿Qué debe identificar un currículo? ¿Qué le cabe esperar a una Institución Educativa? ¿Qué tipo de hombre se formará con base a esos interrogantes? ¿Qué debe conocerse de ese hombre para la sociedad? ¿Qué tipo de currículo se construirá para que quienes se formen puedan saber, deban hacer y que les quepa esperar? Estas preguntas reflejan la importancia de un enfoque integral, interdisciplinario y globalizador en la formación, así como la reflexión sobre el tipo de hombre y sociedad que se busca desarrollar a través del currículo educativo.
Para ello, es necesario construir currículos críticos, contextualizados y pertinentes debido a la necesidad de superar los currículos centralistas y homogeneizadores. Estos currículos tecnocráticos han debilitado la formación de buenos ciudadanos al enfocarse en pruebas estandarizadas y conceptos instrumentales, en lugar de cultivar valores constitucionales y profundizar los vínculos de la ciudadanía con las problemáticas sociales.
La construcción de currículos críticos, contextualizados y pertinentes permite abordar las problemáticas sociales de manera más efectiva, promoviendo la autonomía ética y política, y respondiendo a las necesidades de las culturas locales. Además, esta construcción curricular busca reconfigurar los términos del reconocimiento social a través de una formación más humana, en contraposición a la visión tecnocrática que prioriza los resultados de pruebas estandarizadas. Es decir que, la construcción de currículos críticos, contextualizados y pertinentes es fundamental para promover una formación integral, interdisciplinaria y globalizadora, que responda a las necesidades reales de la sociedad y los individuos.
La importancia de la contextualización y pertinencia de los currículos regionales en el contexto educativo actual radica en su capacidad para abordar las necesidades específicas de las comunidades locales, promoviendo una formación más relevante y significativa para los estudiantes. Al contextualizar los currículos, se reconoce la diversidad cultural, social y económica de cada región, lo que permite que los contenidos educativos se alineen con la realidad y los intereses de los estudiantes. Esto contribuye a una mayor motivación y compromiso con el aprendizaje, así como a la promoción de valores constitucionales y la solidaridad dentro de la sociedad.
Además, la pertinencia de los currículos regionales permite abordar de manera más efectiva las problemáticas sociales y culturales específicas de cada región, preparando a los estudiantes para enfrentar los desafíos y contribuir al desarrollo de sus comunidades. Asimismo, la contextualización y pertinencia de los currículos regionales desafían la lógica funcionalista y tecnocrática del discurso estandarizado, promoviendo una educación más auténtica y significativa.
Quiero resaltar dos notas mencionadas que lo hace el profesor Mora en sus tribunas pedagógicas, que constituyen la autonomía en las instituciones educativas son la facultad de autoorganización y el marco constitucional y legal. La primera nota se refiere a la capacidad de las instituciones educativas de autoorganizarse, establecer opciones y prioridades, coordinar y dirigir su proyecto curricular de acuerdo con su misión y recursos disponibles. La segunda nota se refiere al marco constitucional y legal que respalda la autonomía, establecido por la Carta Magna y representado en el artículo 69 para las Instituciones de Educación Superior, el cual regula los criterios para que una institución educativa defina su Ruta Formativa.
Para concluir, podemos decir que, en primer lugar, se menciona la facultad de autoorganización de estas instituciones, que implica establecer opciones y prioridades y dirigir su proyecto curricular según su misión y recursos disponibles. Además, se enfatiza la importancia del marco constitucional y legal que respalda esta autonomía, particularmente en el contexto de la educación superior. Se critica el sistema educativo actual por su falta de reconocimiento y valoración de la autonomía institucional, así como por su enfoque estandarizado y centralista, que no permite la construcción de currículos más contextualizados y pertinentes. Se destaca la importancia de una formación reflexiva, crítica y ética, que promueva la autonomía curricular como herramienta para transformar contextos y actores educativos, y se cuestiona la influencia de los conceptos-instrumentos promovidos por el Ministerio de Educación Nacional, como competencias y estándares, en la calidad de la educación.
Además, se hace hincapié en la necesidad de repensar la formación desde una perspectiva crítica, superando la lógica funcionalista del discurso estandarizado y tecnocrático. Se aboga por la construcción de un currículo propio, contextualizado y pertinente, que no solo se centre en aspectos económicos o en la realización de pruebas estandarizadas, sino que promueva valores constitucionales y la solidaridad. Se critica la influencia de la tecnocracia en el sistema educativo, que se percibe como una amenaza para la formación de buenos ciudadanos y promueve la exclusión social de los más desfavorecidos. Se destaca la resistencia a la estandarización y homogenización, abogando por la contextualización y pertinencia de los currículos regionales como una forma de afrontar estos desafíos. Este texto hace parte de los Talleres de Lectura y Escritura en Procesos Curriculares que realizan en el Programa de Licenciatura en Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad del Atlántico (I-2024).