POR: DAGOBERTO GARCÍA GUTIÉRREZ
Para introducirnos en el análisis de las necesidades reales del sistema educativo, debemos tener claro que, de cara a la evolución de la educación, surgen diversas necesidades que esta arrastra consigo, trayendo dificultades en el ámbito educativo y social. Es necesario abordarlas para lograr una educación equitativa. Vemos que el currículo forma parte de esta sociedad como un perfil a lograr sobre el ciudadano, pero el currículo también debe ser una herramienta que humanice la educación y que conecte de manera efectiva con las problemáticas sociales, en lugar de centrarse exclusivamente en resultados medibles y estandarizados. Por eso siempre mencionamos la construcción de currículos contextualizados, especialmente en la región Caribe, donde estos inconvenientes se evidencian debido a la falta de sentido de pertenencia por parte del Estado y el Ministerio de Educación Nacional, MEN. Nos hacemos presentes y alzamos la voz para que nuestras necesidades sean visibles, desde la zona caribeña hasta el interior del país.
Al desarrollar la parte más fundamental de la columna, nos damos cuenta de la importancia que estos factores juegan en la educación y de cómo humanizar un currículo traería muchos beneficios para la zona. La humanización del currículo debe ir más allá de un conjunto de contenidos técnicos, convirtiéndose en un espacio donde se desarrollen valores y se aborden las inquietudes sociales. Esta perspectiva es crucial, ya que la educación no solo debe transmitir conocimientos, sino también formar seres humanos conscientes y sensibles a su entorno. La crítica aquí es válida y apunta a una transformación profunda en la manera de concebir la educación. Esto da pie justamente a la estandarización por parte del gobierno, donde se observan políticas de estandarización en los sistemas educativos. Estas políticas se reflejan en pruebas estatales y en un enfoque excesivo en competencias. El problema radica en que la estandarización puede conducir a una educación descontextualizada y deshumanizante. En lugar de fomentar el pensamiento crítico y la comprensión profunda de los contenidos, el objetivo principal se centra en obtener buenos resultados en los exámenes. Esta perspectiva limitada no aborda las necesidades individuales ni promueve un aprendizaje significativo.
Por otro lado, dentro de la columna encontramos la Asamblea Constituyente Educativa, ACE. La ACE se presenta como una idea ambiciosa. No se trata simplemente de ajustar algunos aspectos superficiales, sino de replantear todo el sistema. Consideramos esta propuesta pertinente, ya que radica en la necesidad de adaptar la educación a las realidades cambiantes y a las demandas de la sociedad actual; no podemos seguir aplicando modelos obsoletos. Sugerimos que la transformación educativa debe comenzar desde las comunidades locales, lo que implica considerar las particularidades de cada región, sus contextos culturales, económicos y sociales.
Al involucrar a las bases territoriales, se busca que las decisiones no sean impuestas desde arriba, sino que surjan de un diálogo participativo entre docentes, estudiantes, padres de familia y otros actores locales. La ACE no se conforma con cambios superficiales; busca una revisión profunda de las políticas educativas. En lugar de una educación estandarizada, se busca un enfoque más flexible y personalizado que considere las diferencias individuales y fomente un aprendizaje auténtico. Esta propuesta es esencial para romper con el centralismo y la desconexión de las realidades regionales, lo cual es fundamental para un sistema educativo inclusivo y equitativo.
La investigación y la comunidad académica desempeñan un papel crucial en la educación. Los grupos de investigación deben replantear sus enfoques y contribuir al debate sobre alternativas educativas; la academia genera conocimiento contextualizado y propone soluciones basadas en la investigación. Al mismo tiempo, se critica la política educativa instrumentalista y descontextualizada del MEN, que ha fracasado en atender las necesidades reales de la sociedad. Esta crítica resalta la necesidad de políticas educativas flexibles y adaptativas, capaces de responder a las demandas específicas de cada región y comunidad. En resumen, se insta a abandonar el enfoque único y a desarrollar estrategias más diversificadas y sensibles a los contextos locales.
También debo abordar la importancia de los docentes como facilitadores del conocimiento y cómo su apoyo, proporcionando herramientas pedagógicas y didácticas, contribuye en el proceso. La relación con los estudiantes puede influir positivamente en su desarrollo académico y personal. El docente no debe limitarse a ser un transmisor de conocimientos; su rol va más allá. Contribuirá en los procesos de aprendizaje y enseñanza, pero con el apoyo de un currículo transformador como base, el docente podrá tomar un rol más significativo, ayudando en el desarrollo integral de los estudiantes.
Cuando nos referimos al ser íntegro, hablamos de la complejidad de las tareas del docente, sus desafíos y responsabilidades en el proceso de enseñanza. Incluso nosotros, como futuros docentes, debemos ser más que transmisores de conceptos, saberes o conocimientos. Debemos ser maestros que inculquen valores, ayuden a que los estudiantes superen sus trabas académicas y potencien sus capacidades y habilidades. Esto es necesario para que los estudiantes desempeñen un papel fundamental y participativo en una sociedad que necesita ser transformada y llena de ciudadanos con valores y moral correcta.
Para concluir con mí comentario sobre la Tribuna Pedagógica «Reales necesidades del sistema educativo», puedo decir que abarcamos principalmente la necesidad de transformar el sistema educativo para lograr una enseñanza equitativa y contextualizada, especialmente en regiones como la costa caribeña, donde las políticas estandarizadas y descontextualizadas no abordan las necesidades locales. Se critica la excesiva estandarización del currículo y se propone humanizarlo, de manera que vaya más allá de los contenidos técnicos, fomente valores y aborde problemáticas sociales. La Asamblea Constituyente Educativa se presenta como una propuesta esencial para reestructurar el sistema educativo desde las bases comunitarias, promoviendo un enfoque flexible y participativo que considere las particularidades culturales y socioeconómicas de cada región. Además, se destaca la importancia del rol del docente como facilitador del conocimiento y formador integral de los estudiantes, promoviendo su desarrollo académico y personal en un contexto educativo transformador y humanizado. Este texto hace parte de los Talleres de Lectura y Escritura en Procesos Curriculares en el Programa de Licenciatura en Ciencias Sociales de la Universidad del Atlántico a fin de fortalecer aquellas capacidades para impactar al sistema educativo en los futuros educadores (I-2024).