El periodista Carlos Castillo Monterroza, fue asesinado el sábado 30 de junio 1979.
Por: Francisco Figueroa Turcios – Lachachara
¡No maten a mi papito, no lo maten… no,no, no!
Nelson Enrique apenas tenía cuatro años de nacido cuando intentó evitar, con esa voz de angustia, que el sicario le quitara la vida a su padre, el periodista deportivo y de farándula Carlos Castillo Monterroza. Sintió impotencia porque no pudo hacer nada.
En la mente de su madre Rosa Pacheco, esposa del periodista Carlos Castillo, aún retumba el grito a voz en cuello de su hijo, mientras el asesino, con los ojos enrojecidos, sedientos de sangre, dispara cinco tiros.
Carlos estaba concentrado tratando de abrir la puerta del Renault 6 para sacar a su hijo Nelson Enrique de la parte posterior del automóvil, cuando recibió por la espalda el primer disparo. A quemarropa el sicario le propinó el segundo tiro, en pleno rostro, que entró por la mejilla derecha y salió por el cuello. Carlos cayó al suelo y el sicario lo remató con tres tiros más. En el sitio donde cayó Carlos había un pequeño charco de agua, que en fracciones de segundos se tiñó de rojo, producto de la sangre que derramó el periodista. Esta escena ocurrió el sábado a las 9:50 de la mañana el día 30 de junio de 1979. Para Rosa Pacheco Rodríguez, está latente esta trágica escena, como si el tiempo se hubiera detenido.


Carlos Castillo,versátil periodista
Rosa, vio toda la escena.. estaba cerca de la ventana preparando un jugo. Y recuerda que “pude observar cuando el sicario asesinó a Carlos. Me asomé a la ventana porque era una costumbre de Carlos, tocar el pito del Renault 6 siempre que llegaba a la puerta a su casa. Carlos fue a buscar el Renaul 6 al parqueadero en compañía de Nelson Enrique, porque iba a hacerle una entrevista a Beatriz Manjarrés para el programa Atlántico Espectacular” que se emitía todos los domingos por Emisora Atlántico.
“A las 9:35 Beatriz llamó a Carlos por teléfono. Yo le contesté que ´Carlos estaba buscando el carro en el parqueadero y pasaba por el taller, que él estaba pendiente para ir a su casa a entrevistarla. A las 9:50, cuando el sicario estaba asesinando a Carlos volvió a sonar el teléfono. Levanté la bocina y cuando le escuché la voz a Beatriz, exclamé: ¡acaban de matar a Carlos!!!. Ella me dijo ´Rosa, no me mames gallo». A los pocos minutos Beatriz Manjarrés llegó a la casa, para verificar si en verdad lo habían asesinado. La noticia se regó como pólvora, por lo que una multitud se agolpó en la casa, indagando sobre el atroz asesinado de mi esposo», recuerda Rosa Pacheco, quien rompe el silencio que mantuvo para no ser otra víctima como su esposo.
¿Quién mató a ‘El Conde’ Castillo Monterroza?

Rosa, rompe el silencio 40 años después
Rosa Pacheco Rodríguez, junto a sus cuatros hijos (Roxana (10 años), Carlos (8 años), Nelson Enrique (4 años) y Alejandro (18 meses) en los primeros años después de la muerte de Carlos vivieron momentos de angustia porque no sabían si también ellos estaban en los planes para ser asesinados.
“Al día siguiente del sepelio de Carlos, es decir, el lunes 2 de Julio, Fabio Poveda Márquez, llegó a mi casa y me dijo: ´Rosa, tienes que irte de Barranquilla urgentemente, no me preguntes porqué´. Le insistí en que dijera porqué teníamos que irnos, abandonando el velorio. Al ver mi insistencia él me dijo ´han visto personas extrañas que pasan con frecuencia por esta zona. Decidí viajar a Sincelejo donde vivía mi suegra, Blanca Monterroza. Allá nadie nos conocía. Allá duramos una semana. El temor existía porque no sabíamos a ciencia cierta quién estaba detrás de la muerte de Carlos», se preguntaba una y otra vez Rosa Pacheco.
El interrogante que surgió, en ese entonces, en todas las esferas de la ciudad fue ¿quién fue el autor intelectual del asesinato de Carlos Castillo? Se tejieron muchas hipótesis sobre el asesinato del periodista, quien tenía 33 años de edad, es decir en plena juventud y cuando el camino por recorrer era extenso. Pero, Rosa de Castillo, cuarenta años después no tiene duda quien asesinó a su esposo.

«A Carlos lo mataron los Valdeblánquez. Él fue víctima del conflicto sangriento de los dos Clanes familiares: Valdeblánquez y Cárdenas. Hubo dos hechos que fueron los detonantes para que los Valdeblanquez asesinaran a mi esposo. La relación con los hermanos Gómez Ducath (Leonel y Euclides), que era familia del Clan de los Cárdenas.
Inicialmente, Carlos asesoraba a Leonel Gómez Ducath, compositor y cantante de la música vallenata, por recomendación de Alfredo Gutierrez. Entre los temas de la autoría de Leonel se destacan:“Canción del Alma” y “Sufrimiento Grande”
Carlos no sabía que Leonel era familia de los Cárdenas, pero cuando se enteró me dijo que estaba haciendo una asesoría profesional. No le prestó atención a las amenazas de los Valdeblánquez. “A mí no me importa”, fue lo único que atinó a decirme.Cuando asesinan a Leonel, el 28 de junio de 1978, Carlos continua la relación con la familia Gómez Ducath, esta vez a través de Euclides, reconocido compositor, autor de los siguientes éxitos vallenatos:
– “Amor Profundo” (1977), grabada por el Binomio de Oro.
– “Mis Sueños de Amor” (1978), grabada por el Binomio de Oro.
– “Juro que te Amo” (1979), grabada por el Binomio de Oro.
El Clan de Los Valdeblánquez y el Clan de los Cárdenas libraban una ´guerra fratricida´ en Santa Marta. Como se recordará, en un pacto firmado por los jefes de ambos clanes familiares en el Comando de la Segunda Brigada se obligó que cada familia se establecería en ciudades diferentes.
Los Valdeblánquez se trasladaron a Barranquilla y los Cárdenas se quedaron en Santa Marta. La medida fue muy favorable y los enfrentamientos mermaron considerablemente.
Cuando Carlos fue corresponsal de El Espectador, publicó el 15 de mayo de 1979, la noticia que tituló: “Trasladan a Barranquilla a José Antonio Cárdenas”. Al conocer la información el Clan Cárdenas del posible traslado de José Antonio Cárdena a Barranquilla, anunciaron que se mudarían a la Capital del Atlántico para garantizar la integridad de su jefe. Esta noticia el principal detonante para determinar la muerte de mi esposo. Carlos, no solo se conformó con publicar la noticia, sino que tomó partida en el conflicto entre las dos familias, al pedirle la intervención de Pedro Martín Leyes, gobernador del Atlántico para que ese traslado a la cárcel Modelo no se efectuara porque sería presa fácil para que fuera asesinado por los Valdeblánquez, quienes residían en Barranquilla. Carlos fue asesinado un día después que vino de Santa Marta de asistir a la misa de Euclides Gómez Ducath, que cumplía un año de muerto.

Rosa Pacheco, guarda como un teroso el disco de José Alfredo Jiménez
Carlos presentía la muerte desde la noche del 28 de junio. Se puso a escuchar música, pero lo raro fue que él nunca repetía el mismo tema musical y ese día puso como veinte veces ´Te amaré toda la vida’ de José Alfredo Jiménez. Yo le pregunté: ¿por qué pones tanto ese tema? Él me respondió ´para que el día que muera te acuerdes de mí´.
A los pocos minutos del asesinato de Carlos Castillo llegó a la casa de Rosa, José Carreño, propietario de la tienda ´La Vallenatica´, quien tenía una cara de angustia y casi no podía hablar para pedir perdón porque fue él quien le dijo al sicario donde vivía el periodista.
«El sicario me ordenó que le despachara dos cerveza. Él tomó una y la otra se la dio a su cómplice. Eso fue como a las ocho de la mañana. Cuando me ordenó la segunda tanda, me preguntó que dónde vivía el periodista Castillo Monterrosa, que necesitaba ubicarlo para que le hiciera un reportaje a su jefe. Yo, sin advertir la maldad del tipo le di toda la información», le cuenta José Carreño a Rosa Pacheco. Ella le respondió: “tranquilo usted no tiene la culpa, váyase para su casa y no le cuente esa historia a nadie porque de lo contrario va a tener problema”.
Los Cárdenas responsabilizan a los Valdeblanquez
Euclides Cárdenas Gómez, José Cárdenas Ducath, Aristides Cárdenas y Ulises Cárdenas, integrantes de la familia Cárdenas y Gómez Ducath ,firmaron una declaración pública donde sindicaron a Francisco Valdeblanquez y Enrique Coronado como los autores intelectuales del asesinato del periodista Carlos Castillo Monterroza.
«Santa Marta, VI-30-1979
Señor Juan Gossaín
Presidente de Círculo de Periodista
Barranquilla,
Señor presidente:
Los suscritos, miembros de la familia ´Cárdenas y Gómez Ducath, acudimos a Ud para lamentar profundamente la muerte violenta de que fuera objeto nuestro gran amigo CARLOS CASTILLO MONTERROZA.
Este vil asesinato tiene como causa única la amistad que este insigne e importante periodista que tenía con nuestros familiares LEONEL Y EUCLIDES GÓMEZ DUCATH nacía de su interés profesional para con los compositores de la música vallenata.
Tenemos conocimiento, por causa propia, que el periodista asesinado falsamente, había sido amenazado en diversas ocasiones por Enrique Coronado y Francisco Valdeblanquez, jefe de la familia conocida como Valdeblanquez, residentes en Barranquilla.
También denunciamos que el periodista se había trasladado a la ciudad de Santa Marta para asistir a la misa del primer aniversario de la muerte violenta conocida ampliamente que recibiera Leonel Gómez Ducath cuando asistía al sepelio de un familiar», reseña la declaración pública que le fue enviada al periodista Juan Gossaín.

Carlos Castillo Monterroza
Sin embargo, Juan Gossaín dijo no recordar ni haber recibido esa carta.
“Es que han pasado ya cuarenta años… A quien sí recuerdo con renovado cariño y nostalgia es a Carlos Castillo Monterrosa, que fue mi compañero de trabajo en la redacción de la revista Cromos, en Bogotá», Señalo Gossaín sobre la carta que nunca llegó a su destino.
El tiempo no se detiene: el asesinato del versátil periodista de deportivo y de farándula, Carlos Castillo Monterroza.. Parece que el hecho trágico que enluto al periodismo en Colombia hubiera sido ayer.
Rosa Pacheco y sus hijos: Roxana, Carlos, Nelson Enrique y Alex, recuerdan a Carlos con el amor de esposo y padre, que dejó un gran legado en el periodismo en nuestro país.