Por PepeComenta
El periódico “La Época” de Cartagena, da cuenta en su edición del 5 de junio de 1918 de la llegada a la ciudad del boxeador bogotano Emilio Cabral, a quien señala como un pugilista que ya ha hecho demostraciones en Bogotá y el 14 informa que se enfrentará el domingo 16 a un “peligroso antillano” en la función nocturna del teatro Variedades

Raúl Porto Cabrales, escritor, periodista, historiador, investigador. Doce libros publicados. Docente Universidad de Cartagena.
A pesar de estar en su furor la contienda política colombiana, los estudiantes de la Universidad de Cartagena tenían otra preocupación y era la de cultivar el cuerpo. Por esa razón, en el claustro se estableció un gimnasio en el año 1898, el cual era dirigido por Andrés Gómez Hoyos y en donde existía implementación para la práctica de varias disciplinas deportivas sin ánimo competitivo. Así, los estudiantes podían practicar la gimnasia, la esgrima, las pesas, los saltos y una cosa rara que le llamaban boxeo.

Universidad de Cartagena
Gómez Hoyos había residido en Inglaterra y allá había tenido la ocasión de conocer el desarrollo del pugilismo, por lo que en ese año decidió traer los implementos y armar un cuadrilátero en el patio de la Universidad de Cartagena. Simplemente lo que hacía era impartir las enseñanzas del boxeo clásico inglés, más que todo como un arte para la defensa personal de sus cultores.
A pocos, verdaderamente les atraía, nadie conocía el vasto mundo del pugilismo y quienes lo practicaban, lo hacían más llevados por la curiosidad y el entusiasmo de experimentar con la novedad. Pero la semilla estaba puesta. Pero su presencia es corta, ya que un año después estalla la conocida “Guerra de los Mil Días” y todo se va al traste, porque el recinto universitario es cerrado por seguridad y los estudiantes toman cada uno su rumbo. Igual como ocurrió con el béisbol, traído en 1897
Maríalabaja
Paralelo a lo anterior, hay indicios que el boxeo llegó aún mucho antes, cuando a raíz de la instalación de un ingenio azucarero en 1874 en la zona agrícola de Maríalabaja, por parte del hacendado cubano Francisco Balmaseda, este trajo implementos de Nueva York para que practicaran el pugilismo obreros y empleados, con el fin que se distrajeran en los ratos libres. Todos ellos eran cubanos. Así, esa región de Bolívar tuvo la oportunidad de conocer la práctica de una actividad que a los nativos de esa región, les debió parecer extraña.
Sin embargo, eso no pasó de ahí, no tuvo expansión y cuando el ingenio se cerró a los pocos años, la práctica de ese boxeo no dejó ninguna huella. Se podría decir que fue un movimiento aislado que careció de repercusiones. Exactamente aconteció con el béisbol, que llegó a la campiña bolivarense en 1874 con el cubano Balmaseda.
Surgen los Pioneros
Diez años después de ese experimento, Gómez Hoyos se va con su bulla para otra parte y acondiciona un salón en una de las casonas de la calle Cochera de Hobo en el barrio San Diego, para la práctica del boxeo. En ese sitio se empezaron a darse cita varios jóvenes de las clases alta y media de la ciudad, con el fin de recibir sus instrucciones y enseñanzas.
Entre esos personajes, se cuentan a Alejandro Amador y Cortés, Antonio Segovia, Fernando Tinoco, Manuel Núñez Plata, Gustavo Macía del Castillo, Luis Carlos Delgado, «Tatayo», Benjamín Baena Beltrán y Gabriel Jiménez Molinares, quienes con el fin de demostrar sus adelantos dentro del (noble arte y difícil deporte), hacían topes ante los carretilleros del mercado y los tira bultos del muelle, quienes servían como conejillos de Indias para estos discípulos de Gómez Hoyos. Fácilmente se podrá suponer que podía pasar en esos desiguales combates entre la ciencia y la fuerza bruta.
Así mismo, para ese mismo año de 1908, funcionaba en el barrio El Cabrero el (Cartagena Tennis Club), dirigido por Enrique Grau, Antonio Araújo Jiménez y Luis Felipe de Zubiría, entre otros, el cual contaba con equipos completos de boxeo, béisbol, esgrima, tenis y basquetbol.
Se tiene conocimiento que en el año 1914, se lleva a cabo en Barranquilla una función boxística, realizada en el salón principal del Club Social ABC, en la que se enfrentaron el local Venancio García y el cubano Otoniel Balcera, en la división del peso pesado, pleito que ganó este último.
Ya para el año 1915, el profesor E. A. Fernie, enseñaba boxeo en el colegio Martínez Olier, un establecimiento educativo que tenía nivel universitario y en donde existían cátedras de Derecho, Filosofía, Comercio y Odontología. En los avisos de prensa de esa época, el colegio promocionaba la instrucción del pugilismo para aquellos que deseaban ingresar.
El periódico “La Época” de Cartagena, da cuenta en su edición del 5 de junio de 1918 de la llegada a la ciudad del boxeador bogotano Emilio Cabral, a quien señala como un pugilista que ya ha hecho demostraciones en Bogotá y el 14 informa que se enfrentará el domingo 16 a un “peligroso antillano” en la función nocturna del teatro Variedades, acompañada la función, con la película “Ideal”. Lo lamentable del asunto, es que en las posteriores ediciones del aludido periódico, no se menciona para nada el resultado del combate, si fue que se hizo.