Carlos Solano Sánchez: Dic 21-1947-junio 13 2021

El filósofo José Gabriel Coley en su intervenciòn anoche en el lanzamiento del libro de Carlos Solano Sánchez, quien falleciera el 13 de junio de 2021

Semblanza de este personaje elaborada por el filósofo José Gabriel Coley en el tercer aniversario del fallecimiento de Carlos

Carlos Solano Sánchez fue el primogénito de la unión matrimonial del abogado Carlos Solano Vega y Elena Sánchez Molinares quienes también procrearon a Gustavo, Emigdio (QEPD) y Samuel. Nos levantamos todos como primos igual que Mabel, Edgardo y Pepe Sánchez Pérez y así nos reconocimos siempre. 

Ese era el querer del tío José Daniel, hermano de su madre, mi padrino. Incluso él y yo fuimos condiscípulos en la escuela Nº 13 ubicada en la calle San Juan entre los callejones de Hospital y San Roque de la vieja Barranquilla donde era directora la seño Maruja Pérez, mi madrina, hermana de mi madre.

Terminado el quinto años de enseñanza elemental mi tía Elena que pertenecía a la congregación de las madres católicas lo interno en el seminario para que fuera cura pero bien pronto lo devolvieron matriculándolo entonces en el Codeba. ¡Vaya pero que cambio! 

Eran los tiempos de la revolución cubana que lo marcó para siempre, se dejó crecer la barba que nunca abandonó, igual que sus ideales de izquierda.

Por dificultades económicas no continuó estudios universitarios y, sin dejar su afición a la lectura, se dedicó al comercio convirtiéndose en un avezado viajero por toda la costa del Caribe. 

Estando en esas, se casó con Concepción Palmieri y tuvieron siete hijos (Carlos, Erika, Francisco, Yarutza, Zoraima, Armando y Úrsula Amaranta). Además, son sus hijos, Ángela y Carlos David Panaguá, el benjamín, mi ahijado al cual ustedes acaban de escuchar y cuyo tercer nombre fue escogido por su padre en homenaje al cacique de Ciénaga de oro donde él fue concebido.

Después de tanto viajar, decidió regresar a su Ítaca e invertir sus ahorros montando una taberna cultural, no una cantina más, que emulara a La Cueva, dado el amor literario que le profesaba a Gabriel García Márquez, por lo que la llamó Cien Años de Soledad ubicada en la Kra 46 entre calles 72 y 73.

Allí funcionó todas las noches durante 20 años haciendo parte integral de la vida nocturna de la Ciudad, llegando a ser “El sitio donde están los artistas” y donde “El último cliente cierra la puerta”, dos eslóganes  de los cuales él se sentía orgulloso.

Muchos años después una vez retirado, viviendo ya con mi comadre Betty en las afueras de Puerto Colombia, entre el mar y las montañas, reunió sus fotos, autógrafos y recuerdos y escribió ese libro sobre sus memorias que me plugo el honor de ser su corrector y prologuista y que título precisamente “Muchos años después…” así como comienza la novela Cien Años de Soledad, e igual porque narró muchos años después hechos sobre personajes, anécdotas y situaciones que pasaron en esa taberna de sus amores. 

El consuelo que nos queda es que Carlos alcanzó a ver el ‘machote’ final del texto, más no su edición que, aunque póstuma, tenemos hoy familiares y amigos el placer de verla publicada, pues recoge dos décadas (1982 -2002) que la vivimos como búhos, grillos y luciérnagas en Barranquilla a fines del siglo pasado que no pueden quedar en el olvido.

Ese fue su aporte a la historia cultural de la Ciudad de la cual él fue mecenas.

La peste nos lo arrebató, la misma que tres meses atrás, se había llevado a mi otro primo querido Emigdio, hermano menor suyo, sus cenizas están disueltas en las olas cerca del “viejo muelle de su puerto, triste atracadero de pasiones naufragas del mar”, como dice esa eterna canción nuestra.

Hoy ya hice conciencia de que Carlos duerme para siempre en el mar, tal y como termina el famoso libro de Ernest Hemingway, a quien él, con los años, terminó pareciéndose tanto…

Barranquilla, junio 13 de 2024, tres años después de su sentida partida

[Fuente: tomado de pepecomenta.com]