Nayib Bukele, el popular presidente de El Salvador, comienza su segundo mandato con un control casi absoluto del poder y sin oposición significativa. Enfrenta grandes desafíos como mantener la seguridad y cumplir con las promesas económicas. A sus 42 años, Bukele, conocido por su activa presencia en redes sociales, tomará juramento en el Palacio Nacional de San Salvador, en una ceremonia que atraerá a una gran multitud de seguidores.
Tras su histórica victoria electoral en febrero, donde su partido obtuvo el 85% de los votos y una mayoría amplia en el Congreso, Bukele ha consolidado su dominio sobre las instituciones del Estado.
El presidente ha sido elogiado por su enfoque de «mano dura» contra las pandillas, lo que lo ha convertido en el líder más popular de la región según una encuesta regional. No obstante, su política de seguridad ha sido criticada por organizaciones de derechos humanos, que denuncian detenciones arbitrarias y violaciones de los derechos fundamentales.
A pesar de los logros en seguridad, las preocupaciones económicas persisten entre los salvadoreños. El país enfrenta altos niveles de pobreza y depende en gran medida de las remesas enviadas por los 3 millones de salvadoreños que viven en el extranjero.
En 2021, El Salvador se convirtió en el primer país en adoptar el bitcoin como moneda de curso legal. Sin embargo, la criptomoneda aún no se ha integrado plenamente en la vida cotidiana de los salvadoreños.
Bukele también enfrenta llamados a una mayor transparencia y a combatir la corrupción. Además, hay preocupaciones sobre su agenda conservadora, que incluye políticas restrictivas sobre el aborto y la exclusión del enfoque de género en las escuelas.
Con su segundo mandato en marcha, la atención se centra en cómo Bukele abordará estos desafíos y si podrá cumplir con las expectativas de sus votantes en términos de seguridad y prosperidad económica.