HUMANIZAR EL CURRÍCULO

POR: NATALIA VILLA  

El currículo debe contribuir a humanizar los procesos cotidianos de nuestras interacciones, abogando por una formación más humana, porque él se representa como un demiurgo que posee los secretos de cómo la escuela y la universidad deben saberse conectar con las problemáticas sociales. Entonces, el currículo es una potente herramienta que permite conocer mejor los hilos de la sociedad, porque gracias a él podemos leer sus códigos y conocer la extraordinaria actividad de la vida cotidiana. 

En el currículo emergen las tensiones llenas de debilidades e inquietudes, porque en cierto sentido nos representa la realidad inquietante de una época: es el mejor referente como constructor de una mejor presencia del ser humano en convivencia, por eso llega a la profunda humanidad de los estudiantes. Por ello, se hace necesario humanizar los contenidos de enseñanza para husmear y dar cuenta  de los vericuetos de la sociedad, en busca de rastros de una determinada problemática. En este proceso es importante la docencia, no como un ejercicio meramente técnico o administrativo en el que se presentan unos temas, sino que ella debe estar impregnada de emociones, con tinturas afectivas, para actuar en el aula como el lugar de congregación de encuentros y desencuentros, donde no solo se aprenda contenidos, ante todo es urgente socializar, desarrollar y fortalecer valores fundamentales.

En el currículo convergen las tensiones y desafíos que representan la realidad de cada época. Es un referente invaluable para construir una mejor presencia del ser humano en convivencia, llegando a la profunda humanidad de los estudiantes.

Es necesario humanizar los contenidos de enseñanza para explorar y comprender los recovecos de la sociedad, buscando rastros de problemáticas específicas.

La docencia juega un papel fundamental en este proceso, no como un mero ejercicio técnico o administrativo, sino impregnada de emociones y tintes afectivos.

El aula debe ser un espacio de encuentro y diálogo, donde no solo se aprendan contenidos, sino que se socialicen, desarrollen y fortalezcan valores fundamentales.

Los docentes deben ser mediadores entre el conocimiento y los estudiantes, creando un ambiente de aprendizaje propicio para la reflexión crítica, la creatividad y la colaboración. La humanización debe ser el eje central del currículo, formando personas íntegras, críticas y comprometidas con la sociedad.

El currículo debe promover el respeto a la diversidad, la inclusión y la equidad, fomentando una convivencia armónica y pacífica.

Es necesario formar ciudadanos éticos y responsables, capaces de contribuir a la construcción de un mundo más justo y sostenible.

La humanización del currículo es un proceso continuo que requiere del compromiso de toda la comunidad educativa. Solo así podremos formar personas íntegras, capaces de afrontar los desafíos del mundo actual y construir un futuro mejor.

El currículo educativo en Colombia se encuentra en un momento crucial, marcado por profundos desafíos y la urgente necesidad de una reforma profunda. La crítica que expone el texto sobre la petrificación de la crítica, la estandarización y la desconexión con las realidades sociales, refleja la insatisfacción generalizada con el sistema educativo. Es necesario abandonar la obsesión por las pruebas estandarizadas y la centralización curricular, abriendo espacio para la autonomía regional y la contextualización de los currículos.

El currículo debe centrarse en la formación integral del ser humano, fomentando el desarrollo de habilidades socioemocionales, el pensamiento crítico y la creatividad. La educación debe ser un instrumento para la equidad social, brindando oportunidades reales de aprendizaje a las poblaciones más vulnerables.

Fortalecer la educación pública: Es fundamental fortalecer la educación pública, invirtiendo en infraestructura, formación docente y recursos pedagógicos de calidad.

Diseñar un currículo flexible que responda a las necesidades y realidades de cada región y comunidad.

Implementar pedagogías innovadoras que promuevan el aprendizaje activo, colaborativo y experiencial. Implementar un sistema de evaluación integral que valore el desarrollo integral del estudiante, más allá de los resultados en pruebas estandarizadas. Es necesario  garantizar la participación activa de la comunidad educativa en el diseño, implementación y evaluación del currículo.

La reforma curricular en Colombia es una tarea impostergable que requiere del compromiso de toda la sociedad. Solo a través de un diálogo abierto y participativo, podremos construir un sistema educativo que responda a las necesidades del presente y prepare a las nuevas generaciones para enfrentar los desafíos del futuro.

Mora  plantea una crítica contundente a la actual política curricular estatal en Colombia, destacando su enfoque centralista, estandarizado y desconectado de las necesidades reales de las regiones. En este contexto, surge la necesidad de replantear la dinámica de los grupos de investigación en educación, particularmente a nivel regional, para generar alternativas educativas-formativas que respondan a los desafíos específicos de cada territorio.

Replanteando promover el debate y la construcción de alternativas: Los grupos de investigación deben convertirse en espacios de debate y construcción colectiva de propuestas educativas innovadoras, contextualizadas y pertinentes a las realidades regionales. Se debe buscar un nuevo lenguaje educativo que abandone la palabra “competencias”. Este ejercicio hace parte del Taller de Lectura y Escritura sobre Procesos Curriculares en el Programa de Licenciatura en Ciencias Sociales de la Universidad del Atlántico (I-2024).