Le suplicó a su asesino que no lo mataran y le disparó

*Emiro Jorge Díaz Navarro había terminado de trabajar cuando llegaron los asesinos disparando.

Por Redacción Judicial 

Dos niños, en el barrio Villa La Cordialidad, no han parado de preguntar por su padre desde la tarde del lunes. Sus familiares intentan explicarles que su progenitor no volverá porque las balas no tuvieron clemencia con él, pero su inocencia no les permite entender. 
Emiro Jorge Díaz Navarro, de 26 años, se convirtió en otra víctima mortal de los sicarios. Cuenta un pariente que a las 2 de la tarde el joven había terminado de trabajar y se quedó contando unas monedas en la carrera 54D transversal con 11E, barrio Las Américas, de Barranquilla.
“No hacía ni 15 minutos que tenía en el lugar, porque iba a pagar el alquiler de una carretilla, él (Emiro) era vendedor de aguacates y otros productos”, contó la mujer.
Añadió que, en ese momento, hizo presencia una camioneta y una moto, de la cual descendió un hombre que luego se embarcó al vehículo y otro se bajó y caminó. 
“Cuando va llegando al puente saca el arma y le dice a los muchachos que estaban ahí que no corran. Ellos corren porque ya estaban sobre advertidos que se les iban a meter”, agregó el familiar. 
Díaz Navarro le suplicó a los criminales que no le hicieran daño, sin embargo, estos hicieron caso omiso y le propinaron dos disparos en el abdomen. 
‘Le suplicó al hombre de que no lo matara, que él no tenía nada que ver. Que se percataran que estaba contando su plata del negocio. Le suplicó por sus hijos, pero el sicario le dijo: “Cállate sapo, que esto va por no sé quién y dijo el nombre de la muchacha que mataron’’, relató la pariente. 

Represalia

Aunque los móviles son materia de investigación por las autoridades, la allegada manifestó que su muerte estaría relacionada en represalia por el asesinato de Maryluz Esther Crespo Jiménez, la mujer de 43 años, que quedó en medio de un enfrentamiento de pandillas. 
“Fue un acto de venganza. Lo que no queremos es que esto quede impune porque él no tenía nada que ver en ese problema, el que mató a la muchacha está preso, qué más quieren”.
Los familiares de Emiro Jorge no pueden ocultar el dolor y en su mente tienen la imagen de su ser querido, en una camilla de la Clínica San Ignacio del barrio El Bosque, ya sin vida.
La víctima mortal era el séptimo de ocho hermanos. Su familia lo describe como un hombre trabajador.