Por Hugo Castillo Mesino*
Nuestra sociedad vive en el mundo de la inmediatez, priorizamos todo lo nuevo y lo superficial; al parecer no hay tiempo para mirar atrás, cómo si el pasado no contara y la historia como indagación no fuera un referente; por ello la filóloga y escritora, Irene Vallejo, nos exhorta a convivir con su obra “Alguien hablo sobre nosotros” para dialogar con las voces que antes de nosotros plantearon interrogantes, que tienen vigencia y ahondan en profundidad situaciones cotidianas, propias de un mundo de saberes y conocimientos, que acrecientan el nivel cultural lector. Al decir de los griegos las mejores “Máximas son mínimas” como sentencia, aforismo, frase o adagio para la reflexión social, política, económica, filosófica y otras disciplinas que complejizan el pensamiento crítico.
La lectura aliciente espiritual, motivador, que a través de los libros permite posicionarnos mejor en este mundo convulsionado, globalizado y globalizante: es ahí donde aflora la curiosidad que nos vuelve crédulos e incrédulos; muchas veces cuesta. Sócrates admitía su ignorancia y, por eso, nunca se cansó de interrogar y preguntar, hasta terminar con su vida a través de “La cicuta”. Tucídides, escribió “La política se deteriora, si el servirismo dentro de la facción se empieza a llamar lealtad…La salud de una sociedad se puede diagnosticar auscultando sus palabras”; Sócrates no fue un servil de la política, fue un rebelde irreverente por concebir la política y las nuevas generaciones, cómo cambio transformador.
La Historia de la espada de Damocles enseña que el poder es intranquilizador, peligroso, cuestionado y, en esencia, frágil… Tenerlo crea descontento y enemigos; a la población colombiana si no se le educa e informa sobre este fenómeno, se convierte en incrédula ante el sistema de gobierno, orientado por la izquierda colombiana.
Este gobierno ha sido caracterizado por la mal denominada “Oposición” cómo “La caja de pandora” decimos abrir la caja de pandora cuando un acto, en apariencia, inofensivo, tiene consecuencias enormes y castratoficas; sin ser misógino. Pandora a lo colombiano tiene en esa caja los problemas desde hace décadas, por gobiernos anteriores, en términos generales son desfalcos y focos de corrupción silenciados por la mediocracia “especializada en editar calumnias” cómo contraprestación a su sostenibilidad publicitaria y comprometida con sectores políticos y financieros, quienes son sus amos y señores.
Los legisladores de pacotilla odian la filosofía, parecen pensar que solo un reducido grupo de especialistas necesitan ejercitar el pensamiento crítico, entender los mecanismos del poder, de cubrir las falacias con las que intentan engañarnos o afrontar la dificultad de vivir, envejecer y morir. Han exigido exilio y mutilado esta catedra, pretenden que caminemos más dóciles y sonámbulos por los caminos del engaño.
El emperador romano, Marco Aurelio, decía a su juicio “Los que se enfurecen sufren de una herida y envisten, mientras que la amabilidad es invencible”; por eso los clanes políticos regados por el territorio colombiano, te expulsan del trabajo cuando reclamas tus derechos, te amenazan o si es posible te eliminan, cuándo le dices la verdad, la elevan a traición, por atentar con su fortuna ensangrentada. Por eso odian los libros, los queman, los recogen de las librerías o nos lo dejan publicar, cuando a través de ellos sus autores los desnudan y los ponen en la palestra pública.
Para Miguel de Cervantes Saavedra “El protagonista de un libro puede transformar a su lector inspirándole ideas, guiándole en sus decisiones, contagiándole su lealtad o su rebeldía”. Mientras la filóloga Irene Vallejo, sostiene “Los libros nos recuerdan que somos seres muy peculiares ¿Porque encontramos tanto placer en explorar mundos imaginarios? Porque muchas veces, para sacar lo mejor de nosotros mismos necesitamos ser otros” son las gafas de otros.
Siguiendo el mundo de “Las Máximas: ¿Son Mínimas? El filósofo Anacarcis escribió “Las leyes son simples telarañas, que detienen a las moscas y dejan pasar a los pájaros”; no es más que la impunidad reinante en muchos espacios de gobiernos a lo largo y ancho del país, donde se sabe quiénes son los pájaros históricos, que temen y se les quita el sueño ante las denuncias sobre corrupción, que han dejado en bancarrota a entidades y corporaciones; quienes dicen hacer “Oposición” al presidente Gustavo Petro. A menudo los espejos son esos objetos donde no encontramos reflejada la imagen que tenemos, sino la imagen que tememos; es cierto que temen desde el mismo momento en que las encuestas empezaron a favorecer a quien hoy ostenta ser el presidente de los colombianos.
“Las tragedias antiguas nos recuerdan que la justicia solo existe, si los hombres la quieren como un acuerdo y la llevan a cabo”. Blaise Pascal.
(*) Comunicador Social y Periodista.
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