Por Amylkar David Acosta Medina
“Hemos superado el fenómeno de El Niño”, titula su mensaje el Ministro de Minas y Energía en su cuenta X.
Pero, la verdad sea dicha, nos salvó la campana. La recuperación de los embalses, en momentos en los que estábamos a punto de llegar al nivel crítico del 27%, alejando el fantasma del racionamiento, se debe única y exclusivamente a la meteorología y uno a la gestión del Ministro, quien se precipitó a afirmar el 8 de febrero que ya El Niño estaba llegando a su fin, al tiempo que la Ministra de Ambiente anunciaba que en marzo volverían las lluvias que nunca llegaron, dándole una señal equivocada a los generadores hídricos que, en lugar de guardar agua para su fase más severa generaron más allá de lo que aconsejaba la prudencia.
Posteriormente uno y otra pronosticaron que en las dos últimas semanas de abril se alejarían las lluvias y fue justamente cuando, de pura chiripa, estas arreciaron.
Ha primado la imprevisión y la improvisación.
Además, anuncios como la entrada en operación de Termocentro (270MW) para garantizar el abastecimiento de energía nunca se dió. Y así sucesivamente.
Corolario: un país cuya garantía de abastecimiento del servicio de energía depende no de la gestión y de las medidas que tome el Ministerio del ramo sino de la aleatoriedad de los caprichos de la naturaleza anda muy mal.
No tiene, entonces, razón el Ministro Camacho para venir a sacar pecho y levantar los brazos por, supuestamente, haber logrado superar el fenómeno de El Niño “sin un segundo de racionamiento de energía”