Por Orlando Andrade Gallardo
Retomando las declaraciones del principal contradictorio de las reformas que el gobierno ha presentado al Congreso de la República, principalmente la laboral y pensional, que en su administración para favorecer a los privados, los trabajadores aún no se reponen de su empobrecimiento. La novedosa fórmula para fomentar el empleo en el 2002-03, apuntó a no reconocer las horas extras nocturnas, ni el recargo del pago de dominicales y feriados a los trabajadores, fórmula debatida hasta la saciedad con argumentos vacíos, pero la mermelada prevaleció y fue aprobada. Recordemos que la legendaria y vanguardista senadora Piedad Córdoba, percibió el descontento de parlamentarios de la coalición de gobierno y propuso que se realizara el ejercicio por dos años y según los resultados se continuaba con la norma o se derogaba en caso de no funcionar y estuvo a punto de conseguirlo, pero nuevamente las abultadas chequeras de los privados hicieron presencia. Continuar afirmando que reconocerles a los trabajadores sus conquistas laborales logradas durante siglos, traería consecuencia como: despidos masivos y cierre de empresas, tales manifestaciones son un despropósito mentiroso. Hoy cambiaron el discurso y afirman que la nueva reforma de incrementar los salarios con pagos extras los convierte en un pleito, ambas posiciones son un disparate que carecen de fundamentos lógicos, que pretenden confundir a más de 12 millones de trabajadores que han vivido el calvario de no pago de su trabajo adicional por dos décadas. Es decir, han trabajado gratis, sin ninguna remuneración cientos de miles de horas.
En Barranquilla desde el traslado de la llegada de buques mercantes del Muelle de Puerto Colombia a la ciudad en 1935, la creación de empresas de todos los géneros no ha tenido precedente en la historia del país, en materia de industrialización. Hasta hace poco el corredor industrial de la Vía 40, abarcaba desde el estadio de béisbol a Las Flores y la gran mayoría laboraban las 24 horas sin ninguna queja y problema. Empresas como Cervecería Águila, Cemento del Caribe, Monómeros, Avianca, Vanylon, Marisol, los puertos marítimos y bancos, las medianas y pequeñas empresas con diez y más trabajadores que funcionaban en los barrios y reconociendo el trabajo extra de sus trabajadores, no quebraron. Afirmar que las empresas cerrarán sus puertas si el Congreso de la Republica aprueba la reforma laboral, es otra mentira de quienes defienden a los empresarios y un atentado que va en detrimento de los intereses de los trabajadores. La opinión pública se pregunta cómo personajes cuestionados por la gran mayoría de los colombianos aun se atrevan a opinar qué le conviene o no al país y especialmente a la clase trabadora, siendo que fue su enemigo natural durante su mandato. En caso de no aprobar la norma, obviamente no existirán razones para los pleitos, según el personaje, pero las consecuencias podrían ser peores por las protestas de quienes se sienten afectados de sus derechos, que son la mayoría de los colombianos con salarios de hambre. Con seguridad las manifestaciones serán sangrientas por la retaliación de los sindicatos al verse vulnerados sus derechos, todo por el resentimiento enfermizo y tóxico de no aceptar a Petro como presidente.
En todo este proceso de cambiar las obsoletas normas por exigencias de la realidad del país y su desarrollo social, los medios de comunicación que en su mayoría pertenecen a la clase dirigente, no han cumplidos con sus funciones de informar con objetividad, sino que desinforman y tuercen las noticias a favor de sus jefes y confunden a la comunidad. Recientemente la directora de Periodistas sin Fronteras manifestaba, que en Colombia existe una marcada irregularidad al difundir noticias para favorecer a un sector privilegiado, que requiere corregirse con prontitud. El otro componente del problema es biológico, por el constante afán de quienes con los mismos argumentos pretenden destruir y colocar talanqueras a los cambios que se requieren con urgencia en el país. Es evidente que las personas cuando no pueden controlar el resentimiento severo, aparece la depresión y se agravan aún más cuando no logran lo que quieren y finalizan en la sicopatía aguda. El trastorno produce angustia, histeria, palidez, el rostro se contrae y puede llegar a la biporidad maniaco depresivo por lo recurrente de las acciones de quien padece la patología. Es común observar a los miembros de la oposición palidecer con semblantes amarillosos, ojos hinchados y nariz inflamada cuando protestan y gritan contra las reformas, esos síntomas demuestran que su personalidad está a punto de colapsar. La libertad de prensa requiere del control del verbo, hablar y escribir no por las heridas y el resentimiento, sino con la razón y la verdad.