El viernes, el mejor día para retratarse
Según decía en su tiempo “el Viejo Rome”,” todo un personaje del humo en espiral” y portavoz de la bacanería en del pueblo, el mejor día para ir a Barranquilla a retratarnos es el viernes porque en este tenemos cara de haber dormido bien y se hace uno digno de que le saquen un retrato para orgullo y engreimiento de la familia. Y sobre este menester apuntaba:
-La vieja Clara -refiriéndose a su mamá-cuando yo era niño, aprovechaba tal ocasión y, de one (de una), antes de que cayera “la cheno” (la noche), me llevaba a Barranquilla a tomarme una fotografía procurando que con una “colombina” entre manos, no se me pasara la fugaz y momentánea cara de pelao bueno que tenía”- refería.
Al apreciado amigo quise esa vez hacerle decir sobre el particular una razón más juiciosa para entenderle el concepto y entonces, concluyente, terminante, incuestionable y apodíctico, dijo:
-“Hombe sí, “Viejo Pimie”, se lo recomiendo a todos, no ve que el “viernal” (el viernes) es la víspera del capri se finí” de semana y todo mentalmente cambia si uno se prepara para salir de weekend”.
Pensé, en honor de la verdad, que la recomendación de “el Viejo Rome”, no estaba para nada mal… Y tuve la impresión de que, en efecto, en los viernes (o los viernales, como decía él), no sé por qué cosa, aparte de lo que el amigo exponía, todos como que amanecemos con la mejor cara disponible para cumplir con el santo y patriótico deber de hacernos un retrato para la vida y en el que saliendo tan exactos, tan precisos y tan verdaderos como somos , finalmente nos parezcamos a quien tenemos que parecernos: a nosotros mismos…
En atención al anterior consejo, ya lo sabe usted ahora, el próximo viernes, aplicando al pie de la letra lo que sobre el particular en vida dijera “el Viejo Rome”, levántese bien temprano, báñese con buena agua y buen jabón de olor, desayune como de pronto desayunó en el banquete escolar de la primera comunión, póngase la mejor pinta que tenga y mirándose antes al espejo, compruebe el rostro que en tal fecha tiene y si posee o detenta que amaneció con cara de viernes, vaya, corra, apresúrese, aligérese, vuele y hágase la foto…no desprecie la oportunidad de que por fin , enmarcado en un artístico cuadro de fina madera de caoba, los de su casa, impresionados por lo idéntico y fiel que salió, cual una obra de museo, dignamente lo cuelguen en alguna parte…en la sala de su casa, por ejemplo, dándole al recinto una atmósfera de histórico cambio persistente y donde su persona, fundido en una atrayente fotografía, haga que se le mire todos los días, a cada hora, porque su retrato, en su silencio mudo, le hace terriblemente vivo y habla por usted sin defectos ni cargos de conciencia.
Siga amigo o amiga, al pie de la letra, el noble parecer de “el Viejo Rome”, no lo ignore, y en adelante no sufra la amargura de no saber quién es realmente en la última foto que se sacó por mucho que excave en el recuerdo…, pues el que está ahí, remoto, improbable y dudoso y con semblante de disgusto y tribulación, sí que es usted, claro que es usted, pero con cara de lunes hipocondríaco haciéndose peligrosas y cabalísticas interpretaciones por ser o no ser… que más bien es no ser…, porque salió con jeta de médico o de músico trasnochado que de alguna manera es también ser médico porque, al decir de “el Viejo Rome”, los músicos son médicos que curan dolencias del alma…
Habrá quienes digan que “el Viejo Rome” no fue dueño de la razón en este caso pero yo estoy en que, algo de saludable tienen los viernes de cada semana, día más que oportuno para fotos y en que evidentemente nos creemos menos feos de lo que somos, con posibilidades de divos para el cine y provocadores de amores imprevisibles porque no faltará por ahí la mujer que nos quiera diciéndonos… tú te me parece a… a…., espérate y te digo…y ese a… a…, no es uno siéndolo… a fe de nuestras madres…que, sin la menor duda, aseveran y afirman con la mano puesta encima de la Biblia que sí somos el que somos aunque los vecinos dicen que nos damos cierto aire al morador de al lado porque, la verdad de verdad fue que nos salieron unos hoyuelos en los cachetes que nuestro padre no tiene, resultando engendros no tan comunes y corrientes de una familia donde todos, generación tras generación, genéticamente y por herencia, sacan el mismo lunar en forma de luna en la nalga derecha y a lo mejor usted no lo tiene…
Ya lo sabe…No se retrate amigo un día distinto al viernes, recalcaba “el Viejo Rome”, pues de hacerlo, lo que saldrá de su persona en la foto sólo será una mediocre réplica sin nada de particular y donde usted, sobrellevando a cuesta la fatalidad y el infortunio de ser o no ser ese, puede llegar a vivir el dramático episodio de enterarse de una vez por todas de que a lo mejor es hijo adoptado o de pronto cae en la cuenta de que, con los años, cada vez más y más, y ahora que ya va para viejo, la gente lo confunde con Jesús Simanca, el hijo del carpintero del pueblo…Vainas del “Viejo Rome”… usted comprende…