[Editorial]Reforma a la justicia 

Nos complace que en Barranquilla se haya desarrollado en estos días lo que podríamos denominar como un inicial paso, que es la primera audiencia que se llevó a cabo en nuestra ciudad por parte de la Comisión Primera de la Cámara de Representantes, tendiente a la socialización de una reforma a la justicia, con el propósito de generar confianza ciudadana, no solo en este Distrito sino en todo el país, tal como lo habíamos venido esbozando desde meses atrás.

En la primera audiencia de socialización de la Reforma a la Justicia, por parte de la Comisión Primera de dicha célula congresional que solicitó la colaboración de la ciudadanía para establecer los puntos a modificar en el Código de Procedimiento Penal y el Código Disciplinario para los abogados, condensados en el proyecto de ley 018, que persigue endurecer los procedimientos para quienes incurran en conductas punibles.

Es así como la Representante a la Cámara, Marelen Castillo, manifestó que lo que se aspira es cumplirle a la ciudadanía de bien para generar confianza en el sistema judicial con eficiencia en los tiempos que no se están cumpliendo por vencimiento de términos.

Ojalá se estudie esta posibilidad lo más rápido posible, ya que con una ley en ese sentido la Policía podrá enfrentar con herramientas más contundentes la delincuencia reinante en nuestras ciudades.

Ya  lo habíamos reiterado en este espacio editorial que el Congreso de la República está en mora de tramitar una ley que le otorgue más herramientas a la Justicia y a la Policía, para enfrentar el crimen organizado en las ciudades y campos del país, es necesaria una norma que tipifique como delitos algunas acciones consideradas actualmente como contravenciones, que aumenten considerablemente algunas penas y que le dé un tratamiento más severo a los delincuentes, para así fortalecer la alianza perfecta entre la gente de bien y la Policía, para que la comunidad no se vea en la necesidad de linchar a los delincuentes que reinciden en sus actos, a través del procedimiento conocido como ‘paloterapia’, tal como está sucediendo con mucha frecuencia en algunos barrios periféricos de Barranquilla y su Área Metropolitana.

Resulta una verdadera contradicción que los procedimientos establecidos en la ley penal casi siempre favorezcan a los delincuentes, ya que la Policía los detiene, los pone a disposición de las autoridades judiciales y a las pocas horas ya están nuevamente en la calle, por diversas razones: porque fueron aprehendidos sin el cumplimiento de los requisitos establecidos en la ley; porque la captura fue ilegal; porque las pruebas recolectadas no eran suficientes para una imputación de cargos; porque el delito es considerado una contravención; porque el capturado es menor de edad; porque no hay un lugar donde recluirlos, etcétera.

En realidad las capturas en estas condiciones se constituyen en una frustración para la Policía, detener todos los días a los mismos delincuentes por los mismos delitos y tener que verlos al cabo de un rato en las calles de la ciudad acechando a las próximas víctimas para cometer las mismas fechorías del día anterior, incluso soportar el reclamo de la comunidad que no entiende cómo estas personas indeseables siguen libres a pesar de sus denuncias y reiterados señalamientos.

Cuando se entrevista a una autoridad policial y se le pregunta por la creciente inseguridad existente en Barranquilla, esta se lamenta de la permisividad de las normas vigentes en materia penal, con la delincuencia común y de las pocas herramientas que estas le dan a la Policía y a otros organismos de seguridad para combatir a los delincuentes, para contrarrestar sus acciones violentas, para ponerlos y mantenerlos tras las rejas.

Hay que reconocer que la Policía Metropolitana de Barranquilla ha venido trabajando a fin de restablecer la tranquilidad, aunque uno de los inconvenientes que se presentan para enfrentar el escalamiento del accionar de la delincuencia, está patentizado en la circunstancia de no contar con un suficiente pie de fuerza indispensable y acorde con las exigencias que el problema requiere.