Las cosas cambian, las gentes cambian y las casas también sus ventanas
Por Walter Pimienta
Son las 12 de la medianoche y luego serán las cuatro de la mañana y al pueblo nadie le roba su paisaje habitual de casitas a medio dormir y a medio despertar. En ellas, la memoria de los vecinos más longevos vive al ritmo del siglo pasado. Aún están en pie caserones que tienen en su patio interior una enramada de uva parra. Allí nacieron todos como en una catedral del amor. Los alares, rayado el nuevo día, serán un concierto de cucaracheros…En la puerta del teatro, algunos tiquetes de entrada rotos…Y todavía, contra el tiempo, quedan ventanas enclaves del pasado… Unas abiertas y otras cerradas. Ventanas, sí, ventanas de la medianoche y de la madrugada… Por una ventana lateral de su tienda ubicada en pleno casco histórico del pueblo, “la Niña Sara” atendía clientes retrasados o urgidos de algo a última hora…madrugadores infaltables comprándole un trago que pagaban soltándole al bolsillo 26 nudos benditos y un secreto de sigilo…
Por una ventana, “la Niña Nené”, cerrado su almacén, al dueño de un contratiempo, vendía una camisa para ir presentable a la ciudad, vestido de gente se decía, … o un cinturón de cuero porque el que tenía pasaba de 100 años y era de su difunto abuelo..
Por una ventana de la medianoche y de la madrugada, Rosana, de paso y sin asiento, vendía ron clandestino desde 1922, jubilada en dejarla entreabierta para verlo todo y no haber visto nada, testigo presencial de aquel que salía de una casa impropia habiendo estado con una mujer ajena. Rosana y su tasca de lo encubierto para evadir impuesto…Rosana, ventana de la tradición encimándole al borracho los vasitos de cartón…
Ventana a donde llegar de noche y de madrugada en busca de urgentes medicamentos, fue por siempre la ventana de “la Niña Merce”, salvadora con inyecciones, bálsamos y linimentos de recordadas generaciones…Reclama el tiempo su presencia al conjuro de pomadas y sinapismos que todo mal curaban.
Ventana de la casa de la telefonista municipal, tocada ventana a donde llegar de noche y de madrugada, ventana tocada alba para que del otro lado del mundo, Graham Bell le permitiera al urgido, dar a los suyos en otra parte la partida del abuelo ahora inexistente marchado en la madrugada entre aromas de jazmines evadiendo la prueba del espejo, muerto en su misma y antigua piel, en tanto la maraña de alambres que se pierde entre los montes, es la magia de una gritería de llanto y de voces….
Ventana de la casa cural, ventana ensimismada en su cerrojo donde con tres golpes de advertencia, el padre Hernández, apurando los trebejos benditos de la muerte, presuroso salía a dar una extremaunción para curar el alma del que se iba y ayudaba a amortajar.
Yo restauraría estas ventanas y todas las ventanas de las casas viejas del pueblo robándole al pasado las tranquilas voces que en ellas dieron serenateros amenizando corazones…Ventanas filiales a un mundo donde todo era cercano en el desprendido ambiente de… “Un momento, ya voy” …por respuesta dada al que a ella había tocado…
Yo restauraría estas ventanas y todas las ventanas de las casas viejas del pueblo, pintándolas de silencio y de armonía, memoria de lo que fue y donde la araña del tiempo ahora teje olvidos…Ya no hay en el pueblo ventanas de casas viejas ni para mirar por dentro ni para mirar por fuera…Ni abiertas ni cerradas, fueron cambiadas por modernas llevándose en sus herrumbres el profundo misterio de amores que fueron y no fueron…
Ventanas de la media noche y de las madrugadas, oquedades donde la luz despertó sueños, nidos de casas vivas y muertas vivas…
Yo restauraría estas ventanas y todas las ventanas de las casas viejas del pueblo y pintaría en sus marcos la presencia de una mujer madura, perpetua en la frescura de sus arrugas, vistiendo el atuendo que llevó a una fiesta…historia de mujer ahora leyenda y lágrima de un recinto de amarilla fotografía.
Yo restauraría estas ventanas para vivir en la piel de aquellos que se fueron y las dejaron abiertas y por la duda de un regreso en diciembre, quizás regresare antes de volverse olvidos…
Yo restauraría estas ventanas y todas las ventana de las casas viejas del pueblo para que por ellas, esclarecida la luz del sol, al sonido de las campanas de la iglesia campesina, entrara, como antes, la gracia de Dios con la primicia de los buenos días y la virtud de la fe…
Ventanas de la media noche y de las madrugadas, alborada de canarios, embriaguez de serenateros con un clavel en la solapa…Ventanas donde el dueño de un corazón roto dejó prendida una rosa de cándida belleza y que, sin agua en el vaso, murió en el desprecio de los pliegues de la noche
Quisiera volver a ser novio de todas mis novias del olvido y llegando que hubiese a las ventanas de las casas viejas de mi pueblo, esperar que estas, al cantar: flores negra…”Oye bajo las ruinas de mis pasiones/en el fondo de esta alma que ya no alegras/entre polvo de ensueños y de ilusiones/brotan entumecidas mis flores negras/Ellas son el recuerdo de aquellas horas/en que presa en mis brazos te adormecías/mientras yo suspiraba por las auroras/de tus ojos, auroras que no eran mías…/” todas se abrieran por si acaso no han muerto y para los vecinos no soy un triste descomido.
Ventanas de las casas viejas de mi pueblo, alboradas de amores idos, ventanas que rondé para robar un beso, mocedad de rejas y de cerrojos, ladrido de perro que acusaba mi presencia, fragor de lluvia de octubre, calor y frío…
Ventanas de la media noche y de la madrugada, noviazgo de adolescente, ventana abierta ayer y hoy cerrada…
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