LEY GENERAL DE EDUCACIÓN: REFLEXIÓN ESTUDIANTIL 

POR: SAMUEL ANDRÉS ORELLANO MERCADO 

La educación no ha sido pensada del modo en la que la mayoría cree. La Ley General de Educación se ha presentado como aquella esperanza que abriría los caminos a nuevas oportunidades, a mejores condiciones, a la verdadera implementación de su maravillosa complejidad en las aulas de clases, en todas y cada de una de las instituciones educativas. Esto, después de treinta años no termina de materializarse. 

El abandono que muchos territorios siguen teniendo es casi tan palpable y evidente que en tiempos pasados. Si bien la ley existe y sus ordenanzas deberían hacerse cumplir, se ha seguido ignorando descaradamente una realidad que es el pan de cada día de muchos estudiantes colombianos y de múltiples instituciones a lo largo y ancho del territorio. Un claro ejemplo y quizás el más evidente, es el deterioro de infraestructura que tienen las escuelas y no brindan un espacio óptimo. 

Parece que podría ser un ejemplo ajeno teniendo en cuenta todas los puntos que se contemplan en esta ley, y sus fines que parecen comprender el contexto de manera universal, como si se pudiese. Sin embargo, la misma intención de irse a las problemáticas más grandes y aparentemente más relevantes, hace que lo fundamental quede en segundo plano. 

Evidentemente, la ley le ha servido a unos pocos a llenarse los bolsillos, a lucrarse inescrupulosamente de los beneficios que niñas y niños colombianos necesitan y no solo eso, sino que es un derecho que poseen  constitucionalmente y se les niega. Definir esto como abandono, es negar también las realidades de las comunidades que hasta día de hoy no poseen cuatro paredes a las que puedan llamar escuela, es seguir evadiendo la poca fundamentación e implementación de los conceptos que están plasmado en esta Carta Magna, es olvidar a aquellas escuelas rurales que aún siguen siendo golpeadas por los estragos del conflicto armado, es evadir el hambre y los largos caminos que muchos estudiantes deben recorrer para recibir una clase. ‘Abandono’ se queda corto para conocer todas y cada una de las dificultades que enfrentan diariamente muchos estudiantes, muchos docentes, muchas instituciones.

Todo lo anterior se puede entender de una mejor manera en las palabras de Mora R. (“Tribuna pedagógica”: A 30 años de la Ley General de Educación, 2024) que observa la Ley 115 de 1994 como el retrato de la sociedad, el palpitar de la Comunidad Educativa, que nos da el perfil social de una época para ser pensada y transformada desde la educación, llegando a los sutiles pliegues de la sociedad. Siendo esto fundamental para hablar realmente de educación, en los ámbitos educativos existentes, partiendo de la educación primaria inicial. 

No puede existir una ley que suponga y de por hecho su utilización y que al tiempo se exponga tan a la luz del día sus declives que ya parecen ser cotidianos. Le resta sentido a su principal objetivo, que es la de educar, de generar ciudadanos de bien (artículo 1) comprometidos con la pujanza de una buena sociedad, formada en valores, en cultura, en contextualización. No se puede hablar de educar ni de estarlo si se desconoce lo propio, lo actual, lo emergente del territorio, de la sociedad que nos rodean y las personas que la conforman. 

¿Cuál es, sino, el sentido original y primario de la ley general de educación? Precisamente aquello mencionado anteriormente. Los organismos inmersos en la sociedad deben cumplir con el compromiso de hacer esta ley una realidad pero no es posible si se sigue viendo obstaculizada, burlada y menos preciada por los gobiernos de turno, que negligentemente se han hecho a un lado para cumplir sus acuerdos burocráticos y corruptos.

Para Mora R. (“Tribuna pedagógica”: A 30 años de la ley general de educación, 2024) esta renovación de la Ley General de Educación debe integrarse en la Ley Estatutaria de la Educación en proceso legislativo. Debe  basarse primordialmente en experiencias reales de la comunidad educativa, que exprese un lenguaje cercano, humano, cotidiano y empático que entienda de emociones. Con el objetivo de capacitar a las instituciones educativas para fortalecer su autonomía y adaptarse a sus entornos, proporcionando una enseñanza significativa y emocionalmente responsable. 

Es necesaria y fundamental la implicación activa de la comunidad es esencial para que las escuelas tengan control sobre sus decisiones y se integren mejor con la sociedad. Esto implica que la comunidad contribuya a explorar las tradiciones culturales locales y a incorporarlas en el proceso educativo. Esta colaboración busca una mayor conexión entre la escuela y su entorno, demostrando una preocupación auténtica por las necesidades de la sociedad. 

De esta manera, el papel protagónico de la educación vuelve a ser de la sociedad, que es a grandes rasgos el más interesado para hablar de educación integral. Si los lazos educativos se fortalecen, en consecuencia, es la sociedad la mayor beneficiada. Teniendo en cuenta esto, una mejora a las leyes existentes y la veeduría para una óptima aplicación, darían los cimientos necesarios para la construcción y transformación social. 

Colombia en toda su extensión, necesita una inyección de progreso y cambio en todos sus aspectos organizativos, políticos, académicos, territoriales, comunitarios, universitarios, etc. Esta transformación debe ser tan palpable como lo ha sido por tanto tiempo su deterioro y atraso, sino no estaríamos hablando realmente de un avance. Los recursos deben llegar hasta su destino y de no cumplirse, los entes correspondientes deben estar a la vanguardia. Instituciones inoperantes y corruptas le sobran al país como para seguir permitiendo que ocurra. 

De una mejor forma lo explica Mora R.(A propósito de la ley general de educación, 2024) una nueva propuesta de Código Estatutario de la Educación deberá abordar estos desafíos, especialmente para promover una mayor representación e inclusión educativa, reconociendo la diversidad de perspectivas, experiencias e historias de los actores educativos-culturales regionales. 

Es fundamental que este Código visibilice estos diálogos, ya que las regiones, como entidades constitucionales, históricas, geográficas y culturales, no pueden ser entendidas en su totalidad si no se atienden sus diversas demandas, particularmente en un momento en el que hay un Proyecto de Ley Estatutaria en curso en el Congreso de la República. El cambio podría estar tan cercano como sea posible pero no será real hasta no obtener resultados que se vean reflejados, por ejemplo, en la correcta y eficiente aplicación del currículo como el corazón de la educación. Este es un ejercicio de lectura y escritura sobre la trayectoria de la Ley General de Educación en sus 30 años, que se realiza con estudiantes de licenciatura en ciencias para relacionar la ley con el currículo (I-2024).