Por JAIME VELEZ GUERRERO
Es hora de que el cambio estructural comience a germinar en la organización policial colombiana, ya que se ha quedado relegada con sus homólogos internacionales. No podemos esperar que esta importante institución siga desmoronándose en pedazos, pues está sumergida en graves problemas que deben abordarse con urgencia, como son la corrupción, el narcotráfico, las violaciones de los derechos humanos, entre otros. Evidentemente este organismo no puede quedar atrás antes los nuevos desafíos sociales, políticos, tecnológicos que brinda el Estado moderno. Es decir, analizar concienzudamente el presente y adelantarse al futuro.
De momento no ha existido un Ejecutivo nacional que haya apoyado una estrategia real para la Policía colombiana, solo efectúan pequeñas tareas sin un programa a largo plazo, así como lo ejecutado por el expresidente Iván Duque, quien se encaminó en colocar en las patrullas policías auto-vinilo adhesivo con colores azules, lo cual no son cuestiones estratégicas de fondo para solucionar los verdaderos problemas que afronta la institución policiaca. De igual manera en el mismo gobierno les cambiaron el uniforme a las autoridades policiales. Esto refleja un sórdido maquillaje que no contribuye a analizar lo fundamental.
En este país los demagogos solo expresan cuestiones baladíes y superficiales cuando se toca la situación problemática de la institución policial colombiana nunca plantean programas estratégicos de largo plazo como por ejemplo para ingresar al organismo debía ser obligatorio previos estudios profesionales en derecho, con énfasis en policía científica y derechos humanos, así pues, se formaría un estructurado agente.
También es primordial que los miembros policiales puedan ejercer el derecho universal del sufragio, como los demás ciudadanos, sin descartar la libertad de agruparse sindicalmente para evitar que sus merecedores reclamos sean vulnerados puesto que en el país no hay nadie que los defienda. Otro elemento de gran valía que debe ser incorporado en la nueva estrategia para el futuro de la Policía es la remuneración satisfactoria, que ahora debería oscilar entre $6.00.000 a 7.000.000 millones de pesos en razón a que son personas que salvaguardan la seguridad y bienes de la comunidad, igualmente tienen un alto riesgo de muerte y lesiones corporales graves.
Dentro del nuevo programa de innovación policial debe incluirse la alta criminalidad que viene realizando la denominada caravanas de motos, quienes sin autorización salen masivamente en las horas nocturnas a realizar actividades delincuenciales atracando ciudadanos, farmacias y demás, así como sucedió en el distrito cuando era alcalde de Barranquilla Jaime Pumarejo. Otro hecho que ocurrió fue precisamente el incidente entre una exempleada y el dueño de un local que expende comidas rápidas en el norte de la urbe. Allí la otrora trabajadora exigía el pago de dos o tres días de trabajo a su jefe, pero esta acudió con un nutrido grupo de mototaxistas que impusieron el “imperio de la ley”.
Otro problema que se tiene que erradicar son las motos, como medio de patrulla pues no es vehículo de trabajo decente sino dañino para la salud física y psíquica de los agentes, a su vez no les brinda seguridad balística a los policiales, por lo que estos deben estar dotados con carros de alta gama que contengan dispositivo Afis, desfibrilador, videovigilancia exterior, sistema de navegación moderna y demás.
Para que las reformas sean efectivas en la institución policial colombiana es necesario se presenten leyes trascendentales dentro del contexto de la justicia, penitenciaria e investigación. De lo contrario todo lo que se realice en pos de una nueva policía se vendría cuesta abajo.