Un equipo de astrónomos ha hecho historia al identificar el agujero negro estelar más masivo jamás encontrado en la galaxia, la Vía Láctea. Con una masa que supera en 33 veces la del Sol, este hallazgo desafía las percepciones que se tenían del universo.
El agujero negro, bautizado como Gaia BH3, fue avistado gracias a los datos recopilados por la misión Gaia de la Agencia Espacial Europea (ESA), cuyo objetivo es cartografiar la galaxia con una precisión sin precedentes desde la órbita terrestre. Pero este no es un descubrimiento ordinario; el agujero negro se ocultaba en las observaciones, desviando de manera peculiar el movimiento de su estrella compañera.
Estos monstruos cósmicos, nacidos del colapso de estrellas masivas, son elementos fundamentales en la estructura del universo. Sin embargo, los agujeros negros estelares de esta magnitud son raros. Cygnus X-1, el agujero negro estelar más conocido hasta ahora, palidece en comparación con la nueva incorporación, con solo 21 masas solares.
Lo más desconcertante es su proximidad con la tierra. A meros 2.000 años luz de distancia, en la constelación de Aquila, este agujero desafía la percepción del espacio.
Este descubrimiento arroja luz sobre la formación de agujeros negros masivos. Se cree que las estrellas pobres en metales, con una composición química escasa en elementos pesados, son las precursoras de estos fenómenos. La estrella compañera de Gaia BH3 revela pistas cruciales sobre su origen, confirmando las teorías previas sobre la relación entre las estrellas pobres en metales y los agujeros negros masivos.