POR: DEIVIS LEÓN MACÍAS
Escribir sobre la Ley General de la Educación, es expresarse de ese pilar de una mega estructura trascendental, elemental como lo es la educación, que es el curso de desarrollo que toda sociedad debe poseer, ostentar y darle ese carácter primordial, debido a que la educación transforma vidas, reforma la sociedad para que ésta mejore en su día a día, entonces esa es la importancia de la educación, que está regida por la Ley General de la Educación.
La antes mencionada ley, es muy clara y su objetivo lo demuestra con firmeza, donde en el artículo 1º se afirma que la educación es un proceso de formación permanente y hay que hacer énfasis en este aspecto, se dice y se estipula mediante la Ley General de la Educación, nada más y nada menos, que en Colombia la educación debe ser un proceso de formación permanente, lo cual nada más se queda en el papel, lastimosamente, a causa de que en Colombia el proceso de formación, incluyendo niveles de pregrados y los inferiores a éste, a duras penas se encuentran personas menores a 30 años de edad y entonces… ¿las demás personas mayor de 30 años no tienen derecho a la educación, a ese proceso de formación permanente, como lo menciona la Ley? ¿O es que si tiene derecho pero no lo ejercen? Por diversos factores, como lo pueden ser la cultura, su economía, etc, porque una persona mayor de 30 años lo que menos piensa es en estudiar, en seguir formándose en la disciplina que se destaca.
En estos momentos nos podemos preguntar si el estado es garante de que el proceso de educación se cumpla a cabalidad y verificar su calidad, cual tratase de un producto comercial, quizá la opinión acerca de la pregunta planteada puede ser diversas, pueden concordar o no, pero lo que está claro es que la sociedad también tiene que ser veedora, contralora de la educación, en virtud de que la educación es para la sociedad un recurso natural precioso, como el diamante, la cual debe ser cuidada como si fuese el diamante más puro de una joyería, debemos tener interés en ella, la familia como núcleo fundamental de toda sociedad, sin duda alguna, también debería adueñarse con sentido de pertenencia de la educación, donde muchos se han servido de ellas progresan, abriéndoles las ventanas a una calidad de vida superior a la que se tiene cuando no hay acceso a la educación, es preciso ser deponente de la educación en cualquier etapa de nuestras vidas. Numerosas circunstancias de la vida nos permite analizar que aquí en Colombia, para la sociedad, la educación es menospreciada, sin importar si tuviste acceso a ella o no, y una sucesión de comentarios nos pueden dar fe de que así es, de que no son patrañas.
Se le puede hacer la pregunta a un egresado de una institución educativa, ya sea una escuela, una universidad, un instituto tecnológico o técnico, de que si ha estado pendiente de la situación, problemas, eventos de cualquier índole, que se presentan en la institución de donde egresó y muy posiblemente su respuesta sencillamente será que no, desafortunadamente es una práctica muy arraigada a nuestra cultura, y muy pocas personas están al tanto de inconvenientes que se pueden dar en una institución y una excusa es que ellos ya obtuvieron su diploma y no tienen nada que ver con la institución, sin saber que cometen un garrafal error, puesto que la educación es cíclica en la sociedad, así como la vida, hoy te educas tú y mañana vendrán tus hijos, tus nietos ¿y qué patrimonio educacional tendrían ellos si la educación no fuese vigilada como su importancia lo amerita? Pues ninguno, he ahí la importancia de la ardua tarea de velar por una educación de calidad.
La Ley General de la educación no deja ideas en el aire relacionado con los docentes, es objetiva con los educadores y en el artículo 4º se menciona que “El Estado deberá atender en forma permanente los factores que favorecen la calidad y el mejoramiento de la educación; especialmente velará por la cualificación y formación de los educadores, la promoción docente, los recursos y métodos educativos, la innovación e investigación educativa, la orientación educativa y profesional, la inspección y evaluación del proceso educativo.”
Siendo así, el mismo estado tiene que dar las herramientas necesarias para que la educación se cualifique aún más, y que los docentes se capaciten más, ya que la educación no es un proceso estático, es todo lo contrario, por lo tanto no se puede pretender enseñar cómo se enseñaba hace una década o más, pues no son las mismas demandas que hay que suplir, la sociedad es cambiante, por lo tanto la educación lo debe ser, en consecuencia, el personal docente deberá adaptarse a través de los estudios para llegar a impartir una educación innovadora, y un recurso para llegar a dicho nivel es la investigación, la cual es muy útil y es una categoría que se nombra mucho en la Ley General de la educación, pero que en la praxis son muy pocos docentes los que se atreven, ignorando totalmente la capacidad crítica que la investigación nos dota, nos deja gratos resultados sobre problemáticas sociales o cualquier índole, eso quiere decir que mejora la educación, un docente debe ser investigativo, proactivo para generar nuevos conocimientos y no caer en esa cadena monótona y anticuada de repetir conocimiento memorístico, como si estuviésemos en el siglo XX o XIX.
A manera de cierre, concuerdo que la Ley General de la Educación debe ser apropiada por cada actor que interactúa en el sistema educativo, para que no se le prive de ningún derecho y no se le olvide sus deberes que tiene con el proceso educativo. Por medio de mí escrito busco enfatizar y reiterar la importancia de la Ley 115 de 1994, ya que nos brinda los estándares de la calidad educativa, tanto los términos curriculares, las metodologías.
Esta ley promueve la equidad y el acceso a la educación, sin tener en cuesta nuestras etnias, géneros, nuestro nivel socioeconómico, el sistema educativo tiene que llegar a cada rincón de este país, es realmente necesario, y los docentes pueden y deben ayudar en esta tarea desde su práctica, y leyendo la Ley General de la Educación, nos podemos instruir de todo lo que conlleva el sistema educativo, el cual hay que entender, leer detalladamente para tener la claridad de lo que queremos lograr con la educación, una educación que sea humanista, que logre impactar con los estudiantes de manera directa, que logren tener un pensamiento crítico, que tenga en cuenta el desarrollo individual de los individuos, la educación con los maestros pueden alcanzar, una sociedad más justa, democrática. Este texto hace parte del ejercicio cotidiano de leer y escribir curricularmente. Se realizan los Talleres de Lectura y Escritura para los futuros docentes en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad del Atlántico en el curso de Procesos Curriculares (I-2024).