La extradición del acusado, quien huyó a Brasil hace tres décadas, reaviva el anhelo de la familia Mestre y la comunidad barranquillera por verlo tras las rejas.
La ciudad de Barranquilla se encuentra en vilo ante la inminente llegada a Colombia de Jaime Saade Cormane, el individuo acusado del asesinato de la joven Nancy Mestre, ocurrido hace más de 30 años y que conmocionó a la sociedad barranquillera.
El regreso de Saade, quien fue extraditado desde Brasil, país donde se había refugiado tras el crimen cometido en enero de 1994 durante una fiesta de Año Nuevo en el norte de la ciudad, genera una mezcla de expectativa y esperanza en la búsqueda de justicia para la familia Mestre y la comunidad en general.

«Para la familia Mestre la espera ha sido larga y aunque aún no cantan victoria, la llegada de Saade a Colombia, si aumenta la esperanza de verlo tras las rejas, en una cárcel de máxima seguridad, por este crimen que se ha convertido en uno de los más sonados durante las últimas décadas en la capital del Atlántico», declaró un portavoz cercano a la familia.
El arduo camino iniciado por el padre de la víctima, Marín Mestre, para dar con el paradero del asesino de su hija ha sido retratado en reportajes internacionales, evidenciando la tenacidad y la lucha incansable por alcanzar justicia. Finalmente, la aceptación por parte de un juez en Barranquilla de las condiciones de Brasil para la extradición del acusado ha marcado un hito en esta larga búsqueda de verdad y reparación.

Durante casi tres décadas, Saade vivió en Brasil bajo una identidad falsa, continuando presuntamente con actividades delictivas utilizando el alias de Henrique dos Santos Abdala. Sin embargo, la justicia colombiana lo enjuiciará por los delitos de homicidio y acceso carnal violento, basándose en pruebas contundentes que señalan su responsabilidad en el crimen de Nancy Mestre.
Con la llegada de Saade a Colombia, se espera que se haga justicia y que este caso emblemático sirva como precedente para la lucha contra la impunidad en la ciudad y el país. La comunidad barranquillera permanece atenta a los próximos pasos en el proceso judicial, con la esperanza de que este capítulo oscuro de su historia encuentre finalmente un cierre adecuado.