Las eliminatorias para el Mundial de 1966 en Barranquilla fueron el escenario ideal para convertirse en un ídolo. Se adueñó del cariño de la afición gracias al énfasis que puso en defender a la ciudad, en la dura rivalidad deportiva que existía entre la prensa y el público locales frente a Bogotá.
La terrible división que afrontaba el fútbol en Colombia, el desigual duelo periodístico entre un sector de la crónica deportiva barranquillera contra el resto del país y el fervor que despertaron en la ciudad las Eliminatorias para el Mundial 66 en Inglaterra, fueron el escenario que sirvió para que Edgar Perea Arias se convirtiera en uno de los íconos, en uno de los pocos verdaderos paladines que defendían con ímpetu los intereses de tales actividades en la ciudad. Fue el caso del Hombre Adecuado en el Lugar Correcto.
–Internacional Edgar Perea, el éxito como narrador comenzó en Barranquila en aquellas eliminatorias para el Mundial 66 con Chile y Ecuador ¿Todavía siguen vivos esos recuerdos?
No era una entrevista. Era un charla de tipo personal con el narrador, en la época en que hacíamos parte de su grupo de trabajo en 1986, junto con Hugo Illera, Oscar Forero y Armando de la Hoz,
–¡Claro que esos recuerdos están vivos…! Como he dicho siempre, yo soy un barranquillero que nació en Quibdó y a esta ciudad la llevo en el alma– respondió Perea
Para ese entonces, Alfonso Senior había organizado un movimiento para quitarle a Barranquilla el manejo que tenía del fútbol nacional a través de la Adefútbol y llevarse dicha sede para Bogotá.
Tenía a su lado a toda la prensa del interior del país, a los clubes profesionales afiliados a la Dimayor, a las poderosas Ligas de Colombia a excepción de la del Atlántico, a todo el dinero que eso representaba e incluso a Cicrodeportes local, dependiente de la Acord nacional.
Barranquilla solo contaba con unos cuantos periodistas, en especial Chelo de Castro, quien en su programa Desfile Deportivo y en su columna en los diarios locales, mantenía vivo el entusiasmo por la defensa de los intereses locales.
En esta ciudad, Eduardo Carbonell Insignares y Eduardo de Castro, estaban a la vanguardia del movimiento que quería evitar el despojo y en tales circunstancias, organizaron las Eliminatorias para el Mundial de 1966 en Inglaterra, en medio de las más espantosas burlas de la prensa bogotana.
Como la Dimayor había prohibido que los equipos profesionales prestaran a sus jugadores para integrar la Selección Colombia, los dirigentes señalados debieron conformar a nombre de la Adefútbol un equipo a base de figuras jóvenes, en su gran mayoría provenientes de los equipos del Atlántico y con ningún chance de clasificar ante las poderosas escuadras de Ecuador y sobre todo Chile, que venía de ser tercero en el mundo en el campeonato de 1962
En especial el diario El Espectador, con su director de Deportes Mike Forero Nouges a la cabeza, auguraron un ridículo sin igual, con estruendosas goleadas en Barranquilla y como visitante.
Pero a los barranquilleros eso les importaba muy poco y con inocultable orgullo regional y valentía desafiante, abarrotaron por completo el Romelio Martínez, que entonces tenía capacidad para doce mil personas y asistieron al primer partido: Colombia contra Ecuador.
Edgar Perea debutaba como narrador de fútbol ese día, a través de la Voz de la Patria. Casi enseguida, acaparó la atención de la ciudad y de los pocos asistentes al escenario deportivo que llevaron radios de transistores.
–Esta es mi Barranquilla, señores. Así se hace….Vamos a demostrarles a toda la jauría interiorana de qué estamos hechos…Somos grandes y aunque ellos nos ganen en número, nosotros somos superiores…¡Viva Barranquilla..!- gritó con dureza desde su cabina de radio y la gente empezó a seguirlo.
La Selección Colombia fue más, mucho más que Ecuador, pero aunque tuvo muchas oportunidades de gol, el arquero visitante Pablo Ansaldo y la falta de confianza en sí mismos de los delanteros locales, frustró los deseos de triunfo.
-¡Cómo nos hace de falta Antonio Rada en esa delantera….! ¡Con ese delantero ya Colombia tendría por lo menos dos goles…! ¡Recupérate rápido campeón que te necesitamos…!- narraba Perea ese medio día y la gente empezó a emocionarse.
Saltos, gritos estentóreos en cada avance y muchos miraban hacia el sitio donde se encontraba el narrador. No había muchos radios de transistores en el estadio, pero la voz del relator, alcanzaba a oírse por doquier.
Colombia cayó esa tarde ante los ecuatorianos 1 por 0 y más tarde fue derrotada como visitante frente a esa misma selección, 2 goles por 0. El desastre llegó frente a Chile donde se perdió 7 goles por 2.
.¡Pobrecitos…!…¡Dan lástima…!– decían en los programas de radio en Caracol, Todelar y RCN a nivel nacional.
-¡Un gran ridículo…!- escribiría Forero Nouges en El Espectador
Las cadenas nacionales y los periódicos, destacaron a sus periodistas para cubrir el partido final de esas eliminatorias, que sería en Barranquilla el 7 de agosto, frente a los poderosos chilenos, que habían sido terceros en el Mundial 62 en su país y jamás habían sido derrotados por Colombia a nivel de mayores.
De nuevo estalló la voz de Perea en el Romelio Martínez, pero ahora con una mayor cantidad de fanáticos que le hicieron eco
-Vienen a comer carroña pero de aquí no se van a ir contentos. Les vamos a amargar el rato con esta selección humilde- vociferaba Edgar Perea, quien con su narración ante Ecuador y sus duros calificativos y se iba perfilando como el narrador favorito de fútbol en esta ciudad.
Ese día con dos anotaciones de Antonio Rada, la modesta selección colombiana, integrada por jugadores con ninguna o casi ninguna experiencia en el fútbol profesional, se impuso al colosal equipo chileno
Calixto Avena Casas en el marco, Roberto Torres, Walberto Maya, Hermenegildo Segrera y Carlos Peña en la defensa, Miguel Pérez y Joaquín Pardo en el medio y la delantera con Henry Toscano, Antonio Rada, Oswaldo Moreno y Olinto Fonseca, se impusieron al formidable onceno austral que tenía grandes figuras: Francisco José Carlos Nitsche, arquero; defensas, Alberto Valentini, Carlos Contreras, Humberto Donoso y Eugenio González; Ignacio Prieto, y Roberto Hodge en el medio campo y adelante, Leonel Méndez, Honorino landa, Tito Fouilloux y Leonel Sánchez en la delantera.
–Se los dije. Aquí nos respetan. Las tales Selecciones Colombia que armaban por allá, con jugadores dizque superdotados nunca, nunca, jamás de los jamases, pudieron ganarle a Chile. Y estos muchachitos, sin experiencia y sin tanta plata como la que respaldaba a los otros, lo consiguió. Lo logró aquí en Barranquilla. Mi Barranquilla que es la capital del fútbol en este país– arengaba Perea desde su tribuna radial. Los asistentes a la tribuna de Sombra, se aglomeraron alrededor de la cabina de La Voz de la Patria para aplaudirlo. Nacía otro ícono, pero todo apenas empezaba.
-Le hemos ganado a Chile, el tercer fútbol del mundo….Allá en el Mundial del 61 quedaron en tercer lugar por encima de potencias como Inglaterra, Italia, Rusia, Yugoslavia y demás. Y aquí en Barranquilla cayeron frente a un fútbol de pelaos…Lo que nunca pudieron hacer las encopetadas selecciones cachacas, nuestro equipo costeño lo hizo- seguía diciendo Perea.
Comenzaba su hegemonía en la radio barranquillera, que se completaría cuando en 1966 Junior reaparece en el campo profesional.
Fuente: Pepe Comenta.