Es apenas lógico que en Colombia se estén viviendo momentos de expectativa respecto a los últimos acontecimientos acaecidos con relación a los múltiples proyectos de reformas planteadas por el actual Gobierno y que se estén pasando por alto otros hechos igualmente importantes que igualmente merecen urgente atención.
Hoy traemos a colación lo que sigue ocurriendo en algunos barrios periféricos de Barranquilla, lo cual sigue complicando el futuro de las menores de edad; ocurre que muchas niñas están a merced de mercaderes que las ponen en manos del mejor postor, tal como ocurre en Medellín, Bogotá, Cartagena y en otras ciudades de Colombia.
Si los barranquilleros como sociedad y como ciudadanos de bien, no reaccionamos y no luchamos contra este nuevo flagelo, indiscutiblemente estará comprometido el futuro de nuestra niñez.
Ocurre que muchos barrios de Barranquilla con los indicadores más débiles en cuanto a desarrollo, como son los llamados subnormales, aparece la presencia de grupos ilegales, que inducen a las niñas a que se involucren en la prostitución; un proxenetismo que merece la reacción de las autoridades.
Por esta razón la Fiscalía General de la Nación, la Policía con la participación de las autoridades administrativas de Barranquilla, deberán crear un grupo de investigación y persecución de quienes están al frente de tan rechazable actividad. Estamos hablando de un delito tan denigrante como dañino que se une a los otros tantos que sacuden a Barranquilla diariamente.
Es urgente impedir que esta práctica aborrecible se involucre en la convivencia de los barranquilleros, como ya parecen estarlo en el término y la condición de numerosas mujeres jóvenes de la ciudad y del país a las que se les conoce como ‘prepagos’.
Esta práctica ilegal y desde todo punto de vista condenable en torno a las futuras generaciones, no puede más que desatar el malestar, pero más que nada la necesidad de emprender las acciones judiciales para impedir que se interrumpa el proyecto y el sueño de ser mejores como ciudad y como sociedad.
Es lamentable tener que señalar que Barranquilla es hoy mencionada como destino de ‘turismo sexual’. Qué reputación poco alentadora se está reproduciendo en las redes sociales sobre nuestra gente. Ya es hora que los gobernantes y los líderes de todos los niveles se percaten de esta realidad y actúen contra ella.
Hay que ir de frente respecto de esta denuncia que nos pone ante otro foco de criminalidad, de explotación de rentas ilegales que no solo rompen con la seguridad ciudadana, sino con la especial protección que corresponde brindarle a la infancia.
También se habla que muchos padres de familia están siendo cómplices, por acción u omisión, de los delincuentes que están sometiendo a las menores o convirtiéndolas en trofeos de sus desafueros. Queremos pensar que se trata de circunstancias impuestas por medio de la violencia. Pero también no permitimos reclamar de padres y maestros que rechacen y combatan, apoyados por las autoridades locales, esta modalidad inédita de ilegalidad y delito degradante contra nuestras niñas.
Pensamos mucho en cómo referirnos a nuestros miles de lectores, ciudadanos, gobernantes, sobre esta realidad. Pero lo hacemos con la franqueza y la responsabilidad que le cabe a un medio de comunicación como LA LIBERTAD frente a tan aterrador y desgarrador panorama.
No podemos desconocer esta nueva tragedia que ahora se le presenta a Barranquilla.
Por eso las autoridades tienen que actuar pronto, antes que resulte doloroso e ineficaz buscarle remedio a este flagelo.