En un encuentro con voluntarios de la Cruz Roja, el pontífice promueve la fraternidad y la solidaridad como antídotos ante la adversidad global.
El Papa Francisco, en un vibrante llamado a la acción por la fraternidad mundial, destacó la posibilidad de «abatir los muros de la enemistad» y desafió las «lógicas del poder» durante su encuentro con miles de voluntarios de la Cruz Roja italiana, celebrado este sábado.
En un discurso inspirador en el Aula Pablo VI, el Sumo Pontífice destacó la importancia del diálogo y la colaboración para superar las divisiones que han erosionado la cohesión social. «Si se sitúa en el centro la persona, se puede dialogar, trabajar juntos por el bien común, superando las divisiones y abatiendo los muros de la enemistad y las lógicas del interés y del poder que hacen del otro un enemigo», afirmó.
Francisco elogió el compromiso de los voluntarios de la Cruz Roja, subrayando que su labor representa un faro de esperanza en un mundo marcado por la adversidad. «Vuestro compromiso, inspirado en los principios de humanidad, imparcialidad, neutralidad, independencia, voluntariado, unidad y universalidad, es también una prueba visible de que la fraternidad es posible», expresó.
El líder religioso recordó los valores fundamentales que guían el trabajo humanitario, resaltando la importancia de la solidaridad y el servicio desinteresado. «Para el creyente, cada persona es sagrada. Cada criatura humana es amada por Dios y, por eso, poseedora de derechos inalienables», enfatizó.
Además, el Papa argentino elogió el «servicio insustituible» de la Cruz Roja en contextos de conflicto y crisis humanitarias, así como su apoyo vital a los inmigrantes y refugiados. «Que la Cruz Roja siga siendo siempre un símbolo elocuente de un amor entre hermanos que no tiene fronteras», instó.
En un momento especialmente conmovedor de su discurso, Francisco reflexionó sobre la situación de los niños afectados por conflictos armados, como los provenientes de Ucrania. «¿Saben una cosa? Estos niños no sonríen, han olvidado la capacidad de sonreír. Es feo eso para un niño. Piénsenlo», compartió con pesar.
El Papa concluyó su intervención con un llamado a la solidaridad global y la defensa de los derechos humanos en todas partes. «Hacen falta normas que garanticen los Derechos Humanos en cada lugar, praxis que alimenten la cultura del encuentro entre las personas capaces de mirar al mundo con una perspectiva amplia», manifestó.
El encuentro, marcado por la emotividad y el compromiso, sirvió como recordatorio de la importancia de la fraternidad y la solidaridad en un mundo cada vez más necesitado de esperanza y compasión. A pesar de enfrentar problemas de salud, el Papa Francisco irradió energía y determinación, reafirmando su compromiso con los valores de paz y justicia que tanto promueve la Cruz Roja.