Quizás no se haya advertido la importancia que las encuestas de opinión señalen el desempleo como uno de los grandes problemas colombianos; de creérsele en ciertos círculos un asunto fácil de resolver, ha pasado de convertirse en el gran ´rompecabezas´ nacional, a servir de difusor de la pobreza y a exigir la atención prioritaria del Estado, no necesariamente a través de las permanentes reformas tributarias.
Solo cuando a las ciudades –como es el caso de Barranquilla– llegaron miles de desplazados e indigentes y en cada esquina aparecieron, se comenzó a entender y valorar la magnitud del fenómeno del desempleo; ellos no son en su totalidad holgazanes ni viciosos, no todos son delincuentes en potencia, la mayoría son personas a quienes se les conculcó el derecho al trabajo pero se les privó de los medios esenciales para su subsistencia y la de sus familias, emigraron a los grandes centros urbanos, tales como Barranquilla y al poco tiempo se les cerró el horizonte y se dedicaron al trabajo informal.
Las cifras sobre desempleo en Colombia conocidas ayer, produjeron cierta incredulidad, al tiempo que originaron más de una controversia, generando más bien algunas incertidumbres y confusiones.
De acuerdo al último informe emitido por el Departamento Nacional de Estadísticas-Dane, el desempleo en Colombia aumentó en febrero frente a este mismo mes del año 2023, aunque registró una mejora con respecto a enero, cuando estuvo afectado por diversos factores que incidieron mucho en el resultado del referido estudio.
Es así como la tasa de desempleo urbano, estudiada en las 13 principales áreas metropolitanas de Colombia, incluida Barranquilla, se incrementó a un 11,7% en el mes de febrero, desde un 11,5% en el mismo mes del año pasado, aunque disminuyó frente al 12,4% en enero.
No obstante, en una medición más amplia aunque menos referenciada por los mercados, el desempleo a nivel nacional –el cual incluye las zonas del sector rural–, aumentó a un 11,7% en el segundo mes teniendo en cuenta que en dicha mensualidad se ubicó en un 11,4% en el mes de febrero del 2023, no obstante esto se redujo frente al 12,7% en enero.
En lo que respecta al nivel nacional, es evidente que se contabilizaron en el mes de febrero 22,49 millones de empleados, 2,97 millones de personas sin trabajo y 14,4 millones por fuera de la fuerza de trabajo, esto respecto a un total de 39,9 millones de colombianos en edad de laborar.
Igualmente resulta muy significativo que –de acuerdo con el reciente sondeo del Dane– los sectores más generadores de empleo en Colombia en el mes de febrero fueron: la industria manufacturera, las actividades artísticas y de entretenimiento, el transporte y almacenamiento, así como la administración pública, defensa, educación y salud, tal como lo dio a conocer el Dane en su más reciente comunicado.
Ahora se trata de saber si los análisis del Dane son confiables, si el dogma que afirma que el crecimiento económico siempre genera empleo y desarrollo social y si es necesario revisar con detenimiento el modelo económico de Colombia como un requisito esencial para lograr reducir la inequidad en nuestra sociedad.
Esa es la parte positiva del asunto; frente a ella, están las cifras que hablan de la reducción de más de 200.000 empleos durante los últimos dos años, del crecimiento de la informalidad y de la continuidad en la crisis que afecta el trabajo en el campo colombiano, lo cual lo convierte en permanente traslado de mano de obra no calificada hacia las grandes ciudades, como es el caso de Barranquilla.