Por Orlando Andrade Gallardo
El pasado Domingo de Ramos se inició la Semana Mayor, en firme comienza mañana Jueves Santo con muchos actos religiosos que se originan desde el Vaticano, basílica de Bogotá, y demás parroquias de ciudades y municipios, algunas con ceremonias religiosas muy pomposas, como las del papa Francisco. El Vaticano espera asistencia masiva de feligresía de todas las nacionalidades, como es costumbre. En Barranquilla se conservan las tradiciones de asistir un domingo antes de la Semana Mayor a las iglesias para recibir el ramo que representa la entrada de Jesucristo a Jerusalén con ramos de olivo, planta bendecida por la naturaleza por su follaje y sombra permanente. Durante el viernes y jueves Santo familias enteras salen de sus ciudades a disfrutar el puente más largo del año en balnearios y ciudades donde la Semana Santa se festeja con mayor devoción, como Mompox, Santo Tomás, Popayán y otras localidades religiosas.
La historia está saturada de leyendas para describir los hechos que se presentaron en estos días y aun después de tantos siglos continúan escribiéndose cuentos, cientos de películas y largometrajes se han filmado en torno a lo que sucedió especialmente en Egipto, país en donde se concentró la mayoría de las historias. En esa nación llena de encanto y belleza existe la leyenda de “Los Resucitados del Viernes Santo” y narra que en el cementerio musulmán de El Cairo los muertos salen de sus tumbas. Los egipcios desde siempre se han caracterizado por la creencia que posterior a la muerte hay una vida futura y a sus muertos los embalsaman y envuelven en mantas de lino después de un proceso de limpieza del cadáver. La otra creencia es que el sábado santo en un cementerio cristiano aparece una luz para prefigurar la resurrección del domingo de pascua, con esta leyenda se afirma que los muertos que dejaban sus tumbas fueron escépticos en su vida terrenal y para castigarlos fueron condenados a sus apariciones. Los relatos de las personas que acudieron durante muchos años afirman que los muertos salen de sus tumbas con sus miembros separados, primero los brazos, pies, cabezas y permanecen sobre las tumbas un gran rato hasta que regresan nuevamente a su morada. La fecha de resurrección se fija el viernes santo, aniversario de la muerte de Jesucristo y la duración del fenómeno puede extenderse durante los tres días, en otras ocasiones se alarga por más tiempo. En el cementerio las personas de diferentes nacionalidades acuden en romería como una manifestación o feria y muchos de ellos pernoctan durante toda la noche en viviendas improvisadas por los vecinos que ofrecen manjares de comidas para los curiosos turistas. Entre los visitantes se cuelan muchos personajes que ponen en duda las apariciones de cadáveres y aseguran que los mercaderes de la localidad escenifican la resurrección en el lugar con el fin de atraer turistas y en estas condiciones obtienen grandes utilidades. El caso es que estas historias pueden tener fundamento.
La Semana Santa además de ser un periodo de reflexión para orar y corregir los posibles errores, sirve para fortalecer y enriquecer los nuevos proyectos, los críticos del sistema medir la temperatura al termómetro político y económico del país. En esta época igualmente podemos observar en detalle la realidad económica de los colombianos por el grado de movilidad que se presentan en las carreteras, nadie se moviliza de su sitio de residencias sin tener los suficientes recursos para sufragar sus gastos. Es cierto que la pobreza ha decrecido con los programas que el gobierno del cambio implementó, pero hace falta mucho más por hacer si el Congreso de la República se lo permite. Las autoridades de tránsito nacionales calculan que aproximadamente se movilizaran de 8 a 9 millones de vehículos en los días santos, lo que representa más del 50% de la población, cifra muy superior a los años anteriores. Otros indicadores que la economía avanza, apunta a la disminución de las tasas de interés; en los grandes almacenes de las ciudades se nota la aglomeración de gentes comprando de todo, los buses de transporte urbano transitan con sobrecupos, los centros comerciales los sábados extienden sus horarios ocupando más personal y el desempleo bajó a un dígito. El país avanza por buen sendero, pero los enemigos de la patria y la paz, permanentemente están envenenando y desinformando a la opinión pública que las reformas son nocivas y por lo tanto no deben aprobarse. Lo patético es que no son capaces de controvertirlas con argumentos. Consideramos que la pausa de la Semana Mayor sirva para que recapaciten y mantengan una tregua y evitar que se realice la constituyente.