Las intensas precipitaciones en Río de Janeiro y Espírito Santo generan una crisis humanitaria y alertan sobre el cambio climático. Al menos 12 fallecidos por inundaciones.
El pasado viernes 22 de marzo, las regiones de Río de Janeiro y Espírito Santo en Brasil se vieron devastadas por lluvias torrenciales que transformaron las calles en caudalosos ríos, provocaron el desbordamiento de viviendas y obligaron a miles de personas a abandonar sus hogares, cobrándose la vida de al menos 12 personas.
Los impactantes videos compartidos en redes sociales muestran cómo las corrientes arrastraban decenas de vehículos y las aguas inundaban pisos bajos de edificios residenciales. Se pueden ver deslizamientos de tierra y montañas de escombros que quedaron esparcidos por las calles una vez que las aguas retrocedieron.
En Petrópolis, una localidad turística, un edificio residencial colapsó debido a las lluvias, dejando un saldo trágico de cuatro muertos. Sin embargo, tras una extensa operación de búsqueda de 16 horas, rescatistas lograron salvar a una niña atrapada bajo los escombros. En total, se reportaron siete muertes en el estado de Río de Janeiro.
El impacto humano de esta tragedia es significativo, con alrededor de 1,200 personas desplazadas en Río de Janeiro y un número similar en Espírito Santo. Además, se han declarado estados de emergencia en 13 ciudades del sureste brasileño.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, expresó su solidaridad y preocupación ante esta situación. En sus redes sociales, manifestó: “El sufrimiento de las familias que han perdido familiares, posesiones y sus hogares como consecuencia de las fuertes lluvias ha conmovido al país. Tragedias que se intensifican con el cambio climático”. Informó que hasta el momento se confirma la muerte de al menos 12 personas y aseguró que el gobierno federal está en coordinación constante con los gobiernos locales para asistir a los afectados y reparar los daños ocasionados por las inundaciones.
