El señor de los odios

Por ERWIN LECHUGA

Escuchar el discurso de Gustavo Petro en la ciudad de Cali, en donde soltó la perlita de convocar una Asamblea Constituyente para cambiar la Constitución Política del año 91, me transportó a una escena de la premiada película El señor de los anillos, en la que un mago incitaba con un discurso a unas criaturas llamadas orcos para destruir a todo ser viviente que encontraran a su paso.

Los orcos cuya presencia no era nada agradable, se agitaban y como bestias salvajes, esperaban ser liberados para arreciar con ferocidad hacia el objetivo señalado.  Lo que describo, no tiene la más mínima pretensión de mofarme y de equiparar en imagen al público que escuchó la verborrea de Petro en la sultana del Valle con unas criaturas desagradables, a donde pretendo dirigirme es a lo intangible, al mensaje en sí que transforma al humano en bestia, a ese que lo priva de tener un pensamiento crítico y conectado a emociones libres de juicios cargados de menosprecio y manipulación.

Que las palabras de Petro hubiesen sido expuestas ante un monumento el cual quieren vender como una representación a la emancipación del blanco, rico y opresor, no fue ninguna improvisación, fue un hecho pensado y fríamente calculado, individuos como el hoy presidente de los colombianos no deja nada al azar, no da puntada sin dedal. 

El único escenario donde este demócrata con alma de dictador se siente cómodo, es aquel donde es venerado ciegamente, en el que le creen todo y cuanto diga, en el que la razón y el sentido común no tienen tierra fértil, aquel en el que pueda sembrar cizaña y lograr algo que siempre persigue con su discurso, la división.

La mejor forma de mantenerse vigente políticamente, es arengando la lucha social, pero la lucha que lleva al enfrentamiento de clases, a aquella que convierte en buenos a unos y malvados a otros sin tener en cuenta causas y consecuencias, es prácticamente avivar el resentimiento y el odio que son dos motores que les fascina usar a Petro y sus esbirros para señalar lo malo en los otros, pero no para fijarse en lo que son.

Que los tiempos no le darían para adelantar una Asamblea Constituyente es cierto, que existe un trámite largo para conseguir esa convocatoria también lo es, pero lo que no podemos obviar, es que a Petro no le interesa respetar el andamiaje constitucional y legal, lo de él no es eso, lo de ese sujeto es la presión, la intimidación, es echarles encima la calentura de la masa a personas e instituciones que lo contradigan, o sino recordemos lo acontecido recientemente con la Corte Suprema en la elección de la Fiscal.

Los miles de millones que han sido entregados a dedo a las organizaciones indígenas, así como la defensa a la primera línea y me atrevería a decir, que el programa jóvenes en acción que les regala un millón de pesos para no delinquir, siempre han tenido un solo propósito, convertirlos en su guardia pretoriana para defender a un gobierno cercano al bandido pero ajeno el ciudadano de bien.

Había advertido en otra columna que tendríamos dias grises, ya aparecieron, con el paso de las semanas el ambiente se convertirá todavía más tenso y polarizante, y me reafirmo en lo planteado, pero esta vez con el agravante que debemos estar muy pendientes de la movilización popular en respaldo a Petro y su gobierno, no podemos caer en las arenas de la democracia de la masa.

Señores y señoras, ser indiferentes, es tambien ser cómplices.