En un giro sorprendente y preocupante de los acontecimientos, la Presidencia de la República, a través del Ministerio de Defensa e Iván Velásquez, ha emitido un decreto que suspende el cese al fuego entre el estado central de las FARC y el gobierno nacional. Este decreto, expedido el domingo 17 de marzo, ordena la reanudación de las operaciones ofensivas de las fuerzas militares contra este grupo armado.


Este movimiento representa un retroceso significativo en los esfuerzos por la paz y la estabilidad en la región. La decisión de reanudar las operaciones ofensivas no solo pone en peligro las vidas de los combatientes, sino también las de los civiles atrapados en el fuego cruzado.
Es alarmante que en lugar de buscar soluciones pacíficas y negociadas al conflicto, el gobierno haya optado por volver a la violencia. Este decreto no solo amenaza la paz, sino que también socava la confianza en el proceso de paz y en las instituciones gubernamentales.
Es imperativo que el gobierno reconsidere esta decisión y busque soluciones que promuevan la paz y la estabilidad, en lugar de exacerbar el conflicto. La paz no se logra con más violencia, sino con diálogo, comprensión y respeto mutuo.
La reanudación de las operaciones ofensivas es un paso en la dirección equivocada. Es hora de que el gobierno reevalúe su enfoque y busque soluciones que realmente beneficien al país y a su gente. La paz es un objetivo que vale la pena perseguir, y es un objetivo que solo se puede lograr a través del diálogo y la negociación, no a través de la violencia.