El expresidente de EE.UU. Donald Trump ha optado por la estrategia de enredar y dilatar los procesos penales en su contra. A menos de ocho meses de las elecciones a la Casa Blanca, en las que repite como candidato republicano, aún no se ha sentado en el banquillo de los acusados y el tiempo juega a su favor.
El de los pagos a la actriz porno Stormy Daniels es, quizás, el caso que legalmente menos preocupa a Trump, pero es también el que más posibilidades tiene de llegar a juicio en las próximas semanas, impactando de lleno en la campaña.
El juicio estatal de Nueva York, de hecho, tenía que empezar este 25 de marzo, pero este viernes el juez, Juan Merchán, aceptó retrasarlo al menos 30 días después de las quejas de los abogados de Trump, que han pedido un aplazamiento de 90 días, por la aparición de nuevos materiales.
A Trump se le acusa de 34 delitos por falsificar libros contables en una serie de pagos a su entonces abogado, Michael Cohen, durante la campaña presidencial de 2016.
Cohen, que se declaró culpable y cumplió más de un año de cárcel, solo habría actuado como intermediario para el pago de 130.000 dólares de Trump a Daniels para comprar su silencio durante el periodo electoral.
El expresidente quería tapar que había mantenido, supuestamente, relaciones sexuales con Daniels en 2006, poco después de haber contraído matrimonio con su actual esposa, Melania, y de que naciera el hijo que tienen en común, Barron.
Otro de los casos con novedades esta semana es el de Georgia, donde Trump está acusado junto a 18 cómplices de formar una asociación delictiva con el objetivo de darle la vuelta a los resultados de las presidenciales de 2020 en ese estado.
Este viernes dimitió el fiscal especial del caso, Nathan Wade, que había mantenido una relación sentimental con su jefa, la fiscal del condado de Fulton, Fani Willis, después de que el juez, Scott McAffee, dictaminase que el proceso no podía seguir hasta que uno de los dos se apartaran.