Por LUISA LORA HARNISCH, YESIT SIERRA REYES, SHERLING ALCOCER VILORIA
En la columna titulada “el currículo: una obra cautivadora” escrita por Reynaldo Mora Mora el 26 de febrero del 2024, publicada en el diario “La Libertad” se hace visible que el currículo es el corazón mismo de la educación, ya que es esencial en el campo educativo porque proporciona la estructura, la coherencia y la dirección necesaria para garantizar una educación efectiva y significativa que prepare a los estudiantes para enfrentar los desafíos del mundo actual y futuro. Ciertamente, coincido con cada palabra escrita en dicha columna porque desde mi perspectiva como pedagogo, el currículo es mucho más que un simple plan de estudios; es un vínculo entre el conocimiento y el corazón de cada estudiante. Es como un jardín cuidadosamente cultivado, donde cada flor representa una idea brillante que espera ser descubierta. El currículo no solo ofrece un camino hacia el aprendizaje, sino que también es una invitación a explorar, a cuestionar y a maravillarse ante el vasto mundo del saber. Es un reflejo del compromiso de la sociedad con el desarrollo integral de cada individuo, y una muestra de la belleza que puede surgir cuando la mente y el alma se encuentran en armonía con el proceso de aprendizaje.
El currículo no solo es un plan de estudios, sino el cimiento sobre el cual se construye el edificio del aprendizaje. Es la hoja de ruta que guía a educadores y estudiantes en su viaje hacia el conocimiento y el desarrollo personal. Al adaptarse a las necesidades y contextos cambiantes, el currículo se convierte en una herramienta dinámica y poderosa para cultivar mentes curiosas, habilidades sólidas y valores arraigados. A manera de conclusión, el currículo es una obra maestra de la pedagogía, diseñada para inspirar, enriquecer y transformar vidas. Como pedagogos, es nuestro deber y privilegio dar forma a este documento con sensibilidad, flexibilidad y visión, para preparar a las generaciones venideras para un futuro lleno de posibilidades y oportunidades.
Yesit Sierra Reye, anota que enel contexto de la educación colombiana, la importancia del currículo educativo no puede subestimarse. Más allá de ser un mero plan de estudios, el currículo juega un papel crucial en la formación integral de los estudiantes. La educación en Colombia enfrenta desafíos significativos, incluyendo desigualdades regionales, baja calidad educativa y altas tasas de deserción escolar. Estos problemas reflejan la necesidad de políticas integrales que aborden la calidad, equidad y pertinencia de la educación en todo el país. Es importante una acción coordinada entre el gobierno, las instituciones educativas y la sociedad civil para superar estos problemas y mejorar el sistema educativo colombiano, especialmente en regiones como Barranquilla. El profesor Reynaldo Mora da muestra de que un verdadero currículo educativo implica la necesidad de capturar la esencia de la vida dentro del currículo, convirtiéndolo en un espacio de esperanza y alegría para los jóvenes.
Desde la perspectiva constitucional, el currículo educativo está respaldado por la Carta Magna, que establece el derecho a una educación de calidad para todos los ciudadanos. Este derecho no solo nos garantiza el acceso a la educación, sino que también exige que esta sea relevante y pertinente a las necesidades sociales y culturales del país. Las leyes educativas, como la Ley General de Educación (Ley 115 de 1994), refuerzan y apoyan esta idea al establecer los principios y criterios que deben guiar la elaboración y ejecución del currículo educativo en Colombia. Estas leyes evidencian la importancia de una educación que promueva el desarrollo integral de los estudiantes, incluyendo aspectos como valores éticos y morales, habilidades de liderazgo, y competencias socioemocionales que promuevan el desarrollo de su pensamiento crítico.
En el caso específico de Barranquilla, es crucial que el currículo se adapte a las necesidades y realidades locales. Esto implica tener en cuenta la diversidad cultural, socioeconómica y lingüística de la ciudad, así como sus desafíos y potencialidades particulares para promover su desarrollo. Según las cifras que promueve El Tiempo, en Barranquilla el 51,3 por ciento de los jóvenes que se gradúan en los colegios públicos y privados de la capital del Atlántico logran ingresar de manera inmediata a educación superior. El currículo debe ser una herramienta que promueva la inclusión y la equidad, permitiendo que todos los estudiantes tengan acceso a oportunidades educativas de calidad. La labor docente juega un papel fundamental en la implementación efectiva del currículo. Los docentes deben ser facilitadores del aprendizaje, motivando a los estudiantes y proporcionando un ambiente de aprendizaje estimulante. Esto implica desplegar alegría y entusiasmo en su labor, compartiendo sus propios sueños e inspirando a los estudiantes a alcanzar los suyos.
En conclusión, el currículo educativo en Colombia, y especialmente en Barranquilla, debe ser concebido como un instrumento dinámico y adaptativo que promueva el desarrollo integral de los estudiantes. Su diseño y ejecución deben estar en consonancia, en armonía con los principios y valores establecidos en la Constitución y las leyes educativas del país. Solo así se podrá garantizar una educación de calidad que prepare a los jóvenes para enfrentar los desafíos del siglo XXI y contribuir a la construcción de una sociedad más justa y equitativa que en estos tiempos cada vez se ve más difícil.
Sherling Esther Alcocer Viloria, enfatiza que el articulo “el currículo: una obra cautivadora”, proporciona una reflexiva y profunda visión el significado e importancia que tiene el currículo para el contexto educativo actual, ya que no lo ve solamente cómo el conjunto de materias y contenidos que se deben ver en la formación educativa, si no, como una fuente dinámica y compleja que se amolda a las diferentes experiencias que tienen lugar en el proceso de enseñanza aprendizaje de todos los educandos en los diferentes niveles de formación escolar. Por lo tanto, el currículo es presentado como el elemento crucial para la formación escolar, destacando la idea de que es central, importante y contextualizado de forma pertinente, para adaptarse a las diferentes necesidades que se dan en el entorno las cuales influyen en el proceso educativo del estudiante, puesto que va a generar en el interés y su participación frente a su realidad social y cultural, teniendo un impacto significativo en su apropiación del conocimiento, desarrollo de su autonomía y el aprendizaje. Es de transcendental importancia resaltar que el autor hace énfasis en el currículo como una construcción de identidades y la creación de proyectos estudiantiles que permitan al estudiante trabajar con sentido el desarrollo de sus habilidades, valores y actitudes que le van a permitir explorar activamente su crecimiento personal, logrando así trabajar desde el currículo tanto los contenidos escolares de formación académica, el desarrollo para el futuro profesional del educando, y su aporte a la comunidad en la que se encuentra inmerso. Es por ello, el llamado a una educación integral que le permita la exploración y desarrolle de su criticidad a través de una reflexión profunda de todos los ámbitos que lo componen.
Se debe agregar que en el currículo debe estar presente la dimensión emocional, consiguiendo tener espacios en los que el estudiante se sienta cómodo, conectado e inspirado para estar activo en su proceso escolar permitiéndole identificarse en su proceso formativo. De modo que el currículo es entonces un elemento central y poderoso para la formación integral de los estudiantes, con el objetivo de formar para la construcción de sociedades las cuales sean cada vez más justas, sostenibles y equitativas a raíz de un currículo que permite trabajar de manera íntegra las distintas dimensiones humanas al fortificar la formación de personas capaces de desarrollar su autonomía gracias a las posibilidades formativas de la creación de un currículo contextualizado. De manera que, se enfoca en la educación integral y emocional, ya que se direcciona a cultivar la imaginación y creatividad para que el estudiante logre identificar y integrar los contenidos que han hecho parte de su formación en su proceso de enseñanza aprendizaje. Esta nueva visión de un currículo transformador, nos lleva a replantearnos como llevar el proceso de enseñanza en la educación actual, la cual hace el llamado a una formación que cautive al estudiante, donde pueda dar a conocer sus ideas, haya buena comunicación, participación, y autonomía gracias un currículo que le permita pensarse.