Tras imponerse a una drástica censura que obligó a un nuevo libreto, por fin pudo estrenarse esta obra. Verdi exigió que el aria La Donna e Mobile no fuera ensayada y que el tenor solo la conociera el día del estreno.
Por PepeComenta

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La ópera Rigoletto, combatida y denegada varias veces por la censura, vetada en Roma y estrenada por ello en Venecia el 11 de marzo de 1852, marca la década de mayor brillantez del compositor Giuseppe Verdi y da inicio a una nueva etapa en su carrera musical. Atrás quedaban los temas épicos de héroes legendarios de capa y espada; ahora sus creaciones se abrirán a seres más modernos, más compenetrados con la realidad y desde luego, con una psicología diferente, más de acuerdo con el sentir de los espectadores.
Esta obra transcurre en una Corte en la que se celebra una fiesta donde todo es válido. Es casi una orgía y comienza a desarrollarse con la maldición que un señor feudal le lanza al Bufón del rey, quien de manera previa lo ha ridiculizado y ofendido.
Verdi sabía a qué se exponía cuando presentó el libreto a la Comisión de Censores del Imperio Austro-Húngaro, que a la sazón dominaba gran parte del norte de Italia. El libro Le Roi S’ Amuse, -El Rey Se Divierte- del escritor Víctor Hugo, ya había sido prohibido por considerar que era un dura burla y una crítica terrible contra el Rey de Francia, Luis Felipe de Orleans -si bien en la obra del Francisco I y su Corte, acusándolos de costumbres depravadas y demasiado libertinas. El permiso, desde luego, fue negado por la junta.
El 6 de diciembre de 1850, tras el rechazo por parte de los censores, Verdi escribe a Giovanni Ricordi, su editor en Milán, y propietario de Casa Ricordi, la más importante editorial del momento-
-Un gran problema para Venecia por la nueva ópera. ¡¡¡La Censura no permite el libro!!! ¿Qué hará la Empresa? Es un problema serio, serio, serio!!!- escribió
La censura obligó al cambio de nombres, papeles, e incluso protagonistas. El rey depravado y libertino que se divertía sin límites, tenía que ser reemplazado, pues los monarcas no actúan así; son modelo de probidad y decoro. La Maldición debía desaparecer, en fin, habría que hacer una nueva obra.
Al final, en la versión de hoy, la maldición permanece, si bien el rey Francisco ahora es reemplazado por Duque de Mantua, en cuyo castillo se celebra la fiesta.
Entre sus invitados, el Duque se ufana de que cualquier mujer es igual, que todas le dan lo mismo que puede seducir a cualquiera. (Questa O Quella, aria que se constituye en la entrada del tenor en la acción.)
Como en toda Corte, en esta del Duque de Mantua hay un bufón -el jorobado Rigoletto cuyo papel le corresponde al barítono- quien se burla del Conde de Monterone, cuya hija ha sido seducida por el señor feudal.
Monterone maldice al Duque y al bufón y se retira.
Rigoletto tiene una hija, Gilda a quien oculta a los ojos de los miembros de la Corte para evitar que sea seducida por lujos o dinero, pero ya el Duque de Mantua se ha percatado del asunto, y logra conquistarla.
Gilda, le cuenta todo después a su padre, quien decide tomar venganza a pesa de que su hija le pide clemencia. En ese momento, recuerda la maldición que le lanzara Monterone.
Para su venganza, Rigoletto busca a un asesino a sueldo, un sicario llamado Sparafucile, cuya hermana, Maddalena, se encarga de atraer al Duque a su cama, a fin de que confiado e indefenso, sea asesinado.
Gilda, se entera de los designios de su padre y decide ocupar el puesto del Duque en un descuido de Maddalena y es a ella a quien apuñala el asesino.
Al final, Rigoletto decide acompañar a Sparafucile a deshacerse del cuerpo de la víctima lanzándolo al río, pero entonces, descubre que en lugar del Duque de Mantua, jan matado a su propia hija. La maldición de Monterone se ha cumplido.
Al margen del argumento, hay que señalar que Verdi exigió de manera rigurosa, que se guardara un secreto absoluto en torno a la musicalización de la obra, en especial del aria la Donna e Mobile. que interpreta el tenor en el tercer acto,
Según el compositor, esta aria elaborada para el lucimiento y aumentar el protagonismo del tenor, no podía ser siquiera ensayada. Era tan fuerte y pegajosa que todos saldrían tarareándola y trascendería hasta el público. Al ser de dominio general -decía Verdi- perdería atractivo el día del estreno
Esta ópera, determinó el cambio de estructura en las obras de Verdi. Atrás quedaron los héroes, las batallas y el Resurgimiento; ahora sus creaciones versarían sobre temas más existenciales.