[Editorial]El dragado, un mero cuento chino

Indiscutiblemente el puerto de Barranquilla es un pilar fundamental de la economía local, del Atlántico y Colombia, así mismo se constituye en parte fundamental para el comercio exterior de muestro país y contar con un calado permanente y estable le brinda unas condiciones especiales a nuestra ciudad y beneficia, por supuesto, los costos de importación y de exportación para nuestros empresarios.

Lo importante en estos días es contar con un calado que permita la entrada y salida de buques sin ningún inconveniente, impedir el taponamiento definitivo de nuestro puerto, porque como se sabe esta es la peor época para las grandes navieras del mundo, porque es cuando comienzan a aparecer los ‘bancos de arena’, que producen las  emergencias y obstáculos para las normales actividades portuarias en Bocas de Ceniza.

No obstante, la opinión pública de Barranquilla, por intermedio del Diario LA LIBERTAD, quisiera saber qué es lo hay en el canto de la cabuya, ¿por qué  la insistencia en contratar los servicios de dragas que desde muchos años atrás hemos visto de diferentes nacionalidades – últimamente todas chinas– máquinas estas que no han sido suficientes para los trabajos que se requieren para la normalización del canal navegable de Bocas de Ceniza?, ¿por qué razón no se ha procedido a adquirir una draga propia que trabaje todos los días del año?.

Desde hace muchos años se han venido presentando problemas similares y desde épocas pasadas se vienen contratando dragas de esta misma nacionalidad, consideradas  comola salvación de nuestro sistema portuario.

Como ahora se está anunciando la presencia de otra draga más, para adelantar los trabajos de profundización del canal navegable de Bocas de Ceniza, diferentes estamentos de la ciudad han exteriorizado su inquietud por saber cuáles son los motivos especiales que originan esa insistencia en contratar estos aparatos.

Creemos que en el caso del puerto de Barranquilla, el dragado se ha constituido en una práctica tanto costosa como inútil, porque equivale a aplicar ‘pañitos tibios’ a una situación que no se corregirá con medidas transitorias como las que se han venido aplicando desde hace más de 60 años en Barranquilla, sino con soluciones de fondo que son las que nunca llegan, por ejemplo el puerto de aguas profundas.

Es posible que estas dragas sean eficientes en sus países de origen, porque son utilizadas en puertos de mar, en los que se ha comprobado, que el dragado no es malo cuando se aplica en aguas tranquilas y no en turbiones, como sucede con Bocas de Ceniza, por lo que es fácil llegar a la conclusión que la solución al puerto de Barranquilla se ha convertido en un mero ‘cuento Chino’.

La inversión –en dragado– para garantizar la navegabilidad durante los próximos seis meses asciende a la módica suma de 59.000 millones de pesos.

Sería importante a averiguar cuánto es el costo de una draga como la que cada seis meses tenemos ‘roncando’ en el estuario del río Magdalena y comenzar a pensar en grande en el sentido de contar con una draga propia, incluso más potente que las que contratan cada seis meses para nuestro puerto marítimo y fluvial.