Redacción Sociales
LA LIBERTAD
Durante mucho tiempo, la palabra «cáncer» ha evocado temor y desesperanza en la mente de las personas, quienes la asocian principalmente con la muerte debido a su agresividad y las alarmantes cifras de mortalidad que deja el diagnóstico.
Uno de los cánceres más diagnosticados en todo el mundo es el de mama, con más de 2 millones de casos registrados cada año. Se estima que 1 de cada 8 mujeres lo padecerán a lo largo de su vida, razón por la cual es de vital importancia realizar evaluaciones regulares.
A diferencia de otros tipo de cánceres, el de mama tiene un buen pronóstico, sobre todo cuando es diagnosticado en etapas tempranas y puesto en manos de profesionales de la salud a tiempo. Si se detecta en una fase localizada, puede tratarse con eficacia en el 99% de los casos (o más).

El panorama del cáncer de mama ahora se vuelve más alentador tras el descubrimiento de una nueva diana terapéutica que abre nuevas posibilidades de tratamiento; así lo confirmó un equipo internacional de investigadores, entre los que se encuentra el español Juan Cadiñanos.
Según un estudio publicado este martes por la revista de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), el hallazgo arroja luz sobre el importante papel que desempeñan ciertas proteínas en la inhibición del crecimiento de células tumorales en este tipo específico de cáncer.
“Hemos hallado un freno al cáncer de mama”, subrayó con entusiasmo el científico español.
El enfoque se centra en una proteína llamada Aurora A, previamente asociada con la división celular y, por ende, con la proliferación del cáncer de mama. Anteriormente se habían diseñado fármacos para inhibirla, sin embargo, los resultados de los ensayos clínicos no habían sido muy positivos.
Estudios preclínicos dan resultados exitosos
Lo innovador de este estudio radica en el descubrimiento de un complejo proteico que incluye varios supresores tumorales capaces de reducir los niveles de Aurora A y, por consiguiente, la capacidad de reproducción del cáncer. Entre estas proteínas, destaca la PTEN, identificada como un poderoso supresor tumoral.
Este hallazgo podría abrir nuevas vías para el desarrollo de tratamientos más efectivos contra esta alarmante enfermedad, ofreciendo esperanza a millones de pacientes en todo el mundo.
En estudios realizados con ratones modificados genéticamente, el equipo dirigido por Cadiñanos observó que la pérdida de PTEN conducía a la aparición de tumores mamarios y niveles elevados de Aurora A, como se detalló en un artículo publicado en Nature Genetics en 2017.
Investigadores como Subatra Sen y Hirosi Katayama del centro MD Anderson de Texas respaldaron estos resultados al observar que niveles más bajos de la mencionada proteína estaban asociados con un descontrol de la Aurora A y el desarrollo de tumores mamarios en muestras celulares humanas cultivadas en laboratorio.
Una vez confirmado el potencial de PTEN y otras proteínas, el grupo de investigación determinó que la combinación de fármacos como el Alisertib, para inhibir la actividad de Aurora A, y Fimepinostat, para favorecer su degradación, logra suprimir eficazmente el crecimiento de los tumores mamarios.
Aunque por separado estos fármacos mostraron resultados limitados, su combinación resultó altamente efectiva en ensayos preclínicos.
El próximo desafío será trasladar el éxito de esta técnica en mujeres con cáncer de mama, lo que implica llevar a cabo estudios más rigurosos que evalúen la seguridad y eficacia de la combinación de estos fármacos en pacientes reales.