Por José E. Mosquera
En Quibdó, capital del Chocó, el 31 de diciembre de 2023, se acabó la administración del ex alcalde, Martín Sánchez Valencia, el hombre de los platillos, pero seguimos en las mismas. No se siente que llego una nueva administración en la ciudad, un gran porcentaje de la población comienza a decir que salimos de Guatemala y entramos a Guatepeor.
Las calles y carreras de la ciudad siguen llenas de huecos, basuras e inmundicias, las quebradas sedimentadas por las basuras. Sigue las faltas de mantenimientos de los desagües y las alcantarillas, generando continuas inundaciones que han dejado miles de damnificados en las últimas semanas. Sigue el mismo desorden y suciedad en la Alameda Reyes, la principal avenida de la ciudad. Sigue la ola de inseguridad por robos, atracos y asesinatos. Se sigue con el mismo caos en el tránsito. Se sigue con los mismos cortes de energía y apagones inesperados.
Quibdó es una ciudad sucia y caótica, con uno de los índices de desempleo más altos del país, y no se observa ningún cambio administrativo que indique transformaciones en los procesos administrativos de la ciudad. En resumen, no se siente que hay una nueva administración en la ciudad.
El nuevo alcalde Rafael Teddy Bolaños Pino, ni fu ni fa. Ni es caliente ni es frío, ni chicha ni limonada. Solo dedicado al parecer a cumplir los caprichos de los desbordados apetitos económicos y burocráticos de las redes de corrupción del exgobernador del Chocó, Ariel Palacios Calderón, y de la ex primera dama.
Si por los lados de la alcaldía de Quibdó llueve, por los lados de la Gobernación del Chocó, se asoma un gran chaparrón. Varias secretarias de despacho en poder de los mismos personajes de la administración anterior, malabaristas y pocos eficientes en los procesos administrativos. Funcionarios caracterizados por ser mamagallistas, negligentes y uñilargos.
La administración de la gobernadora Nubia Carolina Córdoba Curi, arranco con dos escándalos de corrupción de marca mayor. El primero, sobre los cobros de las pensiones de los exservidores del departamento. El segundo, por la cuestionada liquidación el 31 de diciembre del 2023 del contrato de la Producción, Distribución y Comercialización del Aguardiente Platino con la empresa Licochocó SAS. Empresa con vínculos con el escándalo de corrupción del Cártel de las Marionetas de Manizales.
Con la liquidación de aquel contrato se agudiza más la crisis financiera de la gobernación, porque se la propino un golpea certero a la principal renta del departamento. Se incurrió en un millonario detrimento patrimonial que ha puesto en riesgo el funcionamiento de la entidad, porque no se tendrán los recursos económicos ni para los pagos de salarios de empleados, contratados y pensionados.
Un departamento que afronta una deuda con el Fondo de Pensiones del Congreso (Fonprecon) por más de $43 mil millones y con embargos vigentes a las fuentes de recursos del departamento y otra deuda con la Nación por $ 44 mil millones. Según el último informe de la Oficina de Apoyo Fiscal del Ministerio de Hacienda, la gobernación afronta un pasivo contingente de $ 143 mil millones.
Lo polémico es que hasta el momento de escribir estas líneas la administración de la gobernadora Córdoba Curi sigue sorda y muda. No duden que la gobernación del Chocó y la alcaldía del Quibdó, cabalga hacia los sótanos de la corrupción. Las dos administraciones controladas por los desbordados apetitos económicos y burocráticos de las redes de corrupción del ex gobernador Palacios Calderón. En conclusión: no se vislumbran vientos de cambios por ningún lado…solo garabatos y azadones recogiendo los dividendos de las financiaciones de las dos campañas políticas.
@j15mosquera