El Barbero de Sevilla, su obra insignia. Afirman que copiaba sus propias composiciones musicales y las repetía en diversas obras.

Se dice que Rossini tenía una personalidad muy perezosa. Para terminar alguna de sus piezas tenía que ser, incluso, encerrado para que le dedicara tiempo completo
El compositor italiano Gioachino Rossini, quien nació el 29 de febrero de 1792 y falleció el 13 de noviembre de 1865, era tan prolífico que compuso un total de 39 óperas, 2 óperas por año durante 19 años, además de música de cámara y piano, retirándose a la edad de 38 años.
A los 23 años, compuso en sólo 13 días su creación más famosa, El Barbero de Sevilla, que completó pocos días antes del estreno lo que obligó a trabajo extra a músicos y cantantes, para poder memorizar sus papeles e identificarse con ellos.
Es de esta ópera, el Barbero de Sevilla, de donde parte la fama de ser perezoso y de copiar sus propias obras que se la ha atribuido a Rossini a lo largo de los siglos.
La versión, recogida por el portal mexicano http://mascultura.mx/ afirma lo siguiente:
Se dice que Rossini tenía una personalidad muy perezosa. Para terminar alguna de sus piezas tenía que ser, incluso, encerrado para que le dedicara tiempo completo y así concluyera el proceso creativo. Muchos críticos vieron con malos ojos su flojera, pues llegó a repetir sus propias melodías entre unas piezas y otras. El auto “copy-paste”, con tal de no seguir componiendo.
Se dice que la partitura de la obra se extravió y que por esa razón, el compositor tuvo que reemplazarla de manera rápida porque se acercaba la primera representación.
-Sólo la tomé de una de mis obras anteriores- dijo el músico, admitiendo que al menos en esa ocasión hizo lo que se afirma en el portal, Copy Paste
-Con Barbero de Sevilla, lo hice mejor: no escribí ninguna obertura sino que utilicé otra que ya había escrito para la ópera Isabel Reina de Inglaterra. y el público estaba satisfecho de verdad- indica Rossini en una nota que escribió tiempo después, llamada Cuando Compongo una Obertura, en la que cuenta algunas interioridades de sus creaciones.
Se cuenta que el empresario Doménico Barbaja lo contrató para que por 15.000 francos anuales para dos óperas y que Rossini se comprometió a en primer lugar a hacer la música para el drama Otelo y aquí se refuerza la fama que adquirió como perezoso.
Rossini entró en el estado de ociosidad que los latinos denominaron el Dolce Far Niente -El Dulce No Hacer Nada- y por eso Barbaja optó por encerrarlo casi sin comida diciéndole que ese estado de cosas duraría hasta que cumpliera el compromiso:
De nuevo aparece la leyenda del Copy Paste, En 24 horas, Rossini lanzó por la ventana hacia sus captores la obertura de la ópera y a los cuatro días, la música completa del libreto.
Lo particular del caso es que los actos I, II y III sólo eran originales en los encabezados, porque el resto de la melodía, era sólo la obertura que el músico había dividido en partes de una manera ingeniosa.
Rossini no admite eso en su nota Cuando Compongo una Obertura, pero sí se refiere al encierro
-Yo escribí la obertura de Otelo en un cuarto pequeño, donde el más calvo y maleducado de todos, me encerró con un solo plato de macarrones y la amenaza de tenerme ahí hasta que hubiera escrito la última nota- cuenta.
Bueno, para definir lo de perezoso y copiador de sus propias obras que tiene el músico, aquí les presento su nota, Cuando Compongo Una Obertura, tomada del libro Preguntas y Respuestas, del periodista colombiano Manuel Drezner
Primero hay que esperar hasta la noche antes del estreno. Nada lo hace a uno trabajar más duro que la presencia del copista esperando y los nervios del director del teatro jalándose los cabellos con impaciencia. En mis tiempos, la mayoría de los directores de teatro mayores de 30 años, ya eran calvos. Yo escribí la obertura de Otelo en un cuarto pequeño, donde el más calvo y maleducado de todos, me encerró con un solo plato de macarrones y la amenaza de tenerme ahí hasta que hubiera escrito la última nota. Escribí la obertura de la Urraca Ladrona en la misma Scala, el mismo día del estreno.. El director me encerró allí con cuatro utileros que me cuidaban y que echaban a través de la ventana página por página al copista, que esperaba algo para transcribir las partes de cada instrumento. Si yo me hubiera detenido por un momento, los utileros tenían orden de echarme a mí por la ventana. Con Barbero de Sevilla, lo hice mejor: no escribí ninguna obertura sino que utilicé otra que ya había escrito para la ópera Isabel Reina de Inglaterra. y el público estaba satisfecho de verdad. Escribí la obertura del Conde Ory, mientras pescaba con los pies en el agua y acompañado por el señor Aguado, quien me estaba dictando una conferencia sobre economía española. Escribí la de Guillermo Tell en condiciones similares y para Moisés, no escribí obertura del todo.»
¿Copy Paste? ¿Perezoso? ¿Qué piensan ustedes?
Fuente: Pepe Comenta.