Por Orlando Andrade Gallardo
Las últimas administraciones regionales al iniciar su gestión invitan a sus comunidades a participar en la elaboración de los Planes de Desarrollo como una muestra de confianza, en algunos casos funciona, en la mayoría desconocen las recomendaciones y peticiones. Con estos gestos de participación ciudadana se persigue crear más expectativa entre los habitantes, pero otros consideran populismo político. Los Planes de Desarrollos son considerados como la brújula de los gobernantes, es la luz del túnel, la guía y bitácora donde se sostiene el plan de gobierno durante su periodo y para impresionar a las gentes utilizan estos pomposos calificativos. Los gobernadores, alcaldes y sus comitivas en estos días despliegan por todos los medios de comunicación invitaciones a los habitantes de los barrios y organizaciones sociales para que participen en las mesas de trabajo en cultura, infraestructura, ambiente, temas empresariales, innovación y expongan sus inquietudes y necesidades para democratizar este instrumento administrativo. Con el entusiasmo que caracteriza a los barranquilleros, están acudiendo a los sitios indicados para reunirse con los funcionarios del Distrito y departamento y diseñar el borrador de la guía administrativa con la esperanza que se materialicen sus propuestas. El chismoso, esquinero y tuerto del barrio, comenta con sarcasmo e ironía, amanecerá y veremos, para conocer los resultados de estas convocatorias.
El ejercicio es maravilloso porque ayuda al fortalecimiento de los grupos barriales y la cohesión social al igual que vigoriza el tejido comunitario que tanto se requiere para cultivar la concordia ciudadana que se requiere en la ciudad y departamento. Las recomendaciones son que las peticiones que se pacten en las mesas de trabajo se cumplan y no sean ignoradas para evitar que los problemas puedan agudizarse, lo peor que puede sucederle a un líder es no cumplir sus promesas. La experiencia ha demostrado que en la mayoría de los casos esas reuniones son un saludo a la bandera y los gobernantes no escuchan a nadie ni a sus asesores, es la razón que el pueblo no tiene confianza en la clase política.
En el PD, del 2020 aprobaron recursos por $30 mil millones para construir la vía terciaria Cuatro Bocas – Bajo Ostión – Puerto Colombia, publicados en el Diario La Libertad del 13 de marzo y la comunidad solicitó la realización de la obra en la Secretaría de Infraestructura y no respondieron. ¿Qué paso? No sabemos de esos dineros. Invitar a la ciudadanía a presentar propuestas sobre sus necesidades barriales y posteriormente desconocerlas, sin ninguna explicación, es un mal mensaje que diluye la credibilidad del mandatario y los problemas se agudizan. No debemos enfrascarnos que los Planes de Desarrollo son una camisa de fuerza que requerimos de eminencias y cerebros superdotados para que los diseñen. Lo que requerimos son normas bien estudiadas sobre el aspecto físico del territorio, calidad del clima, grado de escolaridad y salud de la población, costumbres, extensión territorial, género de vida, inclinaciones culturales, sus riquezas, manejo del comercio, estos son los códigos más representativos para elaborar el gran instrumento gubernamental.
De toda esta retórica es indispensable que el mandatario cuente con suficientes conocimientos para que pueda realizar investigaciones por cuenta propia y poder solucionar los problemas que aquejan a la comunidad y avanzar.
La legislación que reglamente la planeación municipal y departamental es de carácter nacional y una vez que los planes pilotos o reguladores sean aprobados son de estricto cumplimiento y sin modificaciones. Sus funciones son los estudios físicos en la elaboración de planos, mapas y gráficos de los recursos físicos del área municipal y departamental, viabilizar las zonas de influencia, atender los problemas urbanísticos, jalonar el desarrollo de recreación y deporte, estudiar el comportamiento habitacional, análisis de suelo y demás. En otras actividades, programar las dependencias requeridas para solucionar los problemas de asentamientos urbanos y departamentales y las conductas de los entes territoriales, la planeación tiene tres ejes fundamentales: La investigación, estadística y la cartografía. En la planeación debe aprovecharse todos los recursos físicos, económicos y sociales como es la mano de obra calificada, profesionales con conocimientos en desarrollo urbano, sin importar su militancia política. Para alcanzar los objetivos en los Planes de Desarrollo es necesario despolitizarlo y al momento de su elaboración y aprobación pensar en la ciudad y el departamento.