Por Lucho Paternina Amaya
Desde cuando el expresidente Uribe inauguró la planta de almidones de Corozal, los campesinos asentados en pequeños fundos de la sub-región Sabana y, en general, de todo el departamento de Sucre, suspiraron con alegría de tener finalmente un comprador seguro de toda la producción de yuca, incluyendo a los medianos y grandes cultivadores del tubérculo. Sin embargo, aquella esperanza está hoy sumida en la más grande frustración, especialmente en los pequeños cultivadores que no encuentran en las palabras del gobierno central una acción que controle la importación de almidón de otros países como una de las causas de sus crisis, a fin de privilegiar la producción local y nacional que les facilite recibir la respuesta adecuada del gobierno para que la producción de yuca del presente año no se pierda, empujando al cultivador a la ruina y a la desesperanza.
Si pasáramos de los discursos a las acciones y/o decisiones sin tanto parafraseo enfrentando las realidades adversas a los intereses de los campesinos que, para el caso de los yuqueros de Sucre, en estos momentos no estuvieran atravesando la calamitosa situación que sufren por culpa de un manejo de la política agraria de espaldas al bienestar de quien aporta, nada más y nada menos, su esfuerzo a la alimentación , siendo este uno de los grandes desafíos a que se está viendo abocada la humanidad si el hambre sigue alimentando las estadísticas.
Al leer el diario El Meridiano de Sucre del 20 de febrero de 2024, el gremio de yuqueros de este departamento recibe con cierto optimismo el interés que han mostrado los dirigentes locales por no ser indiferentes a la dificultad que lo golpea. Minagricultura y la gobernación dialogan tratando de encontrar una salida que permita la comercialización del producto a un justo precio. Fenyucol insiste en que urgentemente, por ahora, se compren las toneladas represadas para evitar el colapso de tan importante sector de la economía regional. La Comisión Regional de Competitividad e Innovación se inclina porque el gremio hotelero promueva el consumo masivo de yuca, así como se implemente en instituciones como batallones, hospitales y hogares del ICBF. El diputado Jorge Pérez indicó que se debe salvaguardar el mercado ante la importación generando un precio de referencia que ayude a eliminar la especulación. El presidente de la Asamblea de Sucre, Jesús Paternina Samur, a su turno, sostuvo que, a falta de mercado nacional, la yuca que se produce en Sucre termina represada. La solución no debe buscarse en la localidad si no en la decisiva voluntad política del gobierno nacional a través del Minagricultura y Mincomercio, regulando especialmente las importaciones que permitan garantizar el mercado. Por otro lado, distintos dirigentes proponen alivios financieros castigando cartera vencida, facilitando períodos de gracia, congelando intereses, condonando deudas, etc. y, hasta, asegurando la producción para la alimentación de animales. Así mismo, se han sugerido alternativas que provengan de la Federación Nacional de Yuqueros, articuladas con la institucionalidad, según lo sugiere la administración municipal de Sincelejo.
Todas estas iniciativas, aunque están inspiradas en la buena fe, no dejan de asomarse con sombras de pesimismo cuando no se avizora en el inmediato futuro la solución al difícil trance que atraviesa tan importante sector productivo del departamento.
Se está hablando nuevamente de reforma agraria. Pues, reforma agraria es eso: facilitar la producción de alimentos y bienestar a un campesino que históricamente va de frustración en frustración en cada uno de los intentos de ayudar a esa clase, médula de la producción alimenticia en las regiones, o en los territorios como eufenísticamente se le llama ahora a la periferia geográfica del país.
¿Encontrarán los campesinos de Sucre una respuesta más efectiva que sonora desde el Palacio de Nariño, como lo sugiere el presidente de la Asamblea, tendiente a que las protestas pacíficas de reciente expresión en el centro de la Sabana, no caigan en el vacío? O, por el contrario, sumaran otra frustración a su siempre palpitante esperanza de que algún dia disfrutaran del bienestar negado por el albur de las estaciones, o la oportuna aplicación de una política social que los haga protagonistas de su progreso y no de nuevos naufragios?