El indiscriminado ataque fue perpetrado por más de 200 guerrilleros del Frente Joselo Lozada, de las extintas Farc, los cuales a la 1:00 a. m. atacaron a los uniformados con armas no convencionales y medios y métodos prohibidos de guerra. De acuerdo con Aneider González Tapiero, soldado retirado y sobreviviente de este hecho, algunas de las víctimas fueron rematadas con tiros de gracia.
Hoy, el Ejército Nacional, a través del Departamento Jurídico Integral y la Novena Brigada, conmemoraron el vigésimo aniversario de la masacre de doce militares adscritos al Batallón de Artillería N.° 9 Tenerife, en el cerro San Sebastián de Santa María, Huila, a manos de guerrilleros de las extintas Farc, entre la noche de ese martes y la madrugada del miércoles.
En este hecho que violó los derechos humanos e infringió el derecho internacional humanitario, perdieron la vida el subteniente Andrés Pulido Camacho, el cabo segundo Yesid Madrigal Rodríguez y los soldados Jhon Jairo Ospitia Vera, Pabel Mail Castañeda Mejía, Héctor Cuéllar Cuspián, José Villapol Muñoz Peña, Luis Adriano Murcia Ramírez, Carlos Alberto Tique Timote, Alexánder García Correa, Conrado de Jesús Pardo Daza, Jimmy Javier Mosquera Méndez y Carlos Andrés Prieto Cano.
El soldado retirado y sobreviviente del ataque Aneider González Tapiero afirma que el torrencial aguacero que caía la noche del 24 y la madrugada del 25 de ese mes se prestó para que los alzados en armas propiciaran el ataque que acabó con la vida de sus compañeros.
«Esa noche hicimos reconocimiento del área, pero no pasó nada. Ese día habían llegado tres compañeros de permiso, entre ellos el soldado Prieto. Llovió durísimo, mi compañero Prieto me pidió que lo dejara quedarse en la carpa que yo tenía armada. Llegó muy contento porque conoció a su hijo recién nacido. Siendo casi la una de la mañana sonó el primer bombazo, y él quedó malherido. Traté de auxiliarlo, pero no pude porque nos tiraban muchas granadas y como cilindros, cuando volteé a verlo nuevamente ya no se movía. Eso fue muy rápido. No alcancé ni a ponerme las botas. El suelo retumbaba», describe.
Uno de los recuerdos más crudos que aún conserva en su mente González Tapiero, quien se salvó después de lanzarse a un precipicio, fue escuchar cómo eran asesinados en estado de indefensión sus compañeros cuando se encontraban heridos, pero además fue ver morir al soldado Alexánder García Correa, quien segundos antes le había prestado los primeros auxilios.
«Cuando yo quedo herido, el finado García me presta los primeros auxilios. En un momento me dice que me quedara quieto, se movió a ver cómo estaban los otros compañeros y ahí lo impactan en el cuerpo, se volvió a parar y es donde le disparan en la cabeza. Ellos nos caían por oleadas. Cuando nos copan, escuchaba cuando decían: “Aquí hay uno vivo. Aquí hay uno vivo”, y les disparaban. Revisaban a cada compañero para ver si tenía vida y les disparaban en la cabeza. Yo me salvé porque me lancé por un barranco y caí como a 10 metros, me estaba desangrando. Dije: “Hasta aquí llegué, de aquí no salgo”. Oraba para que no me mataran», cuenta en medio del dolor.
Aneider González Tapiero cuenta que a cada momento recuerda a sus compañeros con los que compartió momentos inolvidables; afirma que por la camaradería que existía en su pelotón, el Atlas 3, todos se consideraban una familia.
Con el objetivo de honrar, exaltar y dignificar la memoria de nuestros soldados en el vigésimo aniversario de su muerte, el Ejército Nacional realizó un acto conmemorativo y una sentida eucaristía en las instalaciones del Batallón de Artillería N.° 9 Tenerife. Sus legados permanecen en la memoria de cada hombre y mujer que integra la Fuerza y del pueblo colombiano, contribuyendo a la memoria histórica como medida de verdad y no repetición.