Por NEIL DEL VALLE
Quienes me conocen saben que amo mi ciudad pero que al mismo tiempo no he estado muy familiarizado con la que es, al día de hoy, la fiesta más importante de Colombia: El carnaval de Barranquilla, ello cambió este año cuando finalmente tomé la decisión de asistir a algunos de los eventos de las fiestas carnestolendas .
En vista de lo anterior, este “primíparo carnavalero» y amante de la historia de su ciudad se permite hacer un balance de lo que para mí fue lo bueno, lo malo y lo feo de la pasada edición llevada a cabo hace menos de un mes.
Lo bueno:
*La riqueza cultural y dancística:
Es bien sabido que el carnaval de Barranquilla fue declarado el 2003 por la Unesco como patrimonio oral, inmaterial e intangible de la humanidad.
El haber estado de cerca en algunos eventos y desfiles me permitió constatar el porqué de esa declaración.
Me atrevo a decir que nuestro Carnaval, el de Barranquilla, en términos de riqueza cultural es el más diverso del mundo, lo anterior se evidencia en la gran cantidad de danzas que si las comparamos con las de otros carnavales del mundo ejemplo Río o New Orleans las de Barranquilla las triplican en cantidad y, por consiguiente, en ritmos musicales. De hecho, las más de 15 danzas fueron la estocada final para que la Unesco declarara con todo sustento histórico y cultural a la fiesta como sujeto patrimonial de orden mundial.
*El carnaval no es solo de Barranquilla sino de todo un país y el Gran Caribe:
Esto no solo tiene sustento en la gran afluencia de visitantes nacionales y extranjeros, hubo un hecho que me llamó la atención: ver en los desfiles danzas como el bambuco, ritmo propio de la Región Andina e incluso comparsas internacionales de países como República Dominicana, eso nos demuestra la capacidad de esta fiesta de integrar a todo un país, propia del carácter acogedor de la ciudad hacia foráneos y gentes provenientes de otros sitios.
*El espíritu emprendedor del comerciante local:
La gran cantidad de eventos y desfiles fueron el escenario propicio para que comerciantes locales formales e informales ofrecieran agua, cerveza, maicena, Gatorade y espuma muchas veces en medio de las altas temperaturas de la capital del Departamento del Atlántico. Lo anterior una vez más demuestra que los costeños no tenemos nada de flojos y que ante la adversidades provocadas por situaciones actuales como el desempleo y la inflación siempre le buscamos la “comba al palo” y ante los limones de la vida hacemos limonada para la calor de La Vía 40 -literal y figurativamente-.
*El alcance global y multinacional de la fiesta.
Sin duda alguna algo que también me llamó la atención fue el papel cada vez más activo que las multinacionales como McDonald ‘s y KFC están asumiendo en los carnavales adaptando sus productos y publicidades a la cultura local, todo un ejemplo de glocalización (no confundir con globalización).
Lo malo:
*El hacinamiento en algunos eventos:
Tristemente en algunos eventos se sigue confundiendo Carnaval con irrespeto de todo tipo esto incluye hasta tu espacio personal en eventos llenos de ríos de gente en donde inclusive era prácticamente imposible caminar, ello debe revisarse en años futuros ya que puede ocasionar situaciones lamentables como las estampidas.
*La falta de organización en conciertos y eventos varios:
Hubo una gran cantidad de conciertos en los cuales no se cumplió con la agenda de artistas programados sobre todo aquellos que se desarrollaron en discotecas y escenarios pequeños que no por ser menos masivos deben ser descuidados ellos genera aparte de malestar una percepción en gran medida real de estafa por parte de la gente que compra boletos para ver a sus artistas favoritos.
*Baches en desfiles:
Esto va muy de la mano con lo anterior; la falta de organización ocasiona que en momentos de algunos desfiles no salga ninguna comparsa dejando a los espectadores confundidos y a la espera de la siguiente carroza o danza.
*El privilegio hacia los “influencers” o creadores de contenido por encima de los verdaderos artistas o hacedores del carnaval:
Si bien es cierto que el carnaval aparte de cultura es un negocio y ,como tal debe monetizar, hay que analizar la importancia que a mi parecer es desmedida respecto al papel de los influencers en los eventos no tengo nada en contra de ellos incluso válido a quienes crean contenido de valor pero al mismo tiempo no se puede poner el foco mediático o artístico sobre estas personas y máxime por encima de los artistas y hacedores de la fiesta.
Sorprendentemente no solo soy yo quien comparte su opinión, muchos quedamos con ese sinsabor sobre todo cuando se les ve actuar en escenarios que desentonan con sus habilidades y que por ende no son acordes para ellos.
Lo Feo:
*La falta de aseo:
Cultura no es solo Carnaval, cultura también es cuidado y respeto por el entorno grandes cantidades de basuras y desechos se vieron en los eventos una vez más como todos los años.
*Violencia y delitos:
Para nadie es un secreto que alrededor de estas fiestas como en muchas otras converge la festividad con una cada vez más álgida problemática de consumo, casi descarado, de sustancias alucinógenas y que el desorden propicia delitos como el robo de celulares y dinero así mismo la trata de personas y la prostitución infantil la cual es un delito en Colombia.
Si bien se vio un buen despliegue policial falta más ejecución y accionar al respecto, dado que muchas veces estos delitos no solo los cometen locales sino incluso también extranjeros quienes vienen a la ciudad creyendo que por su condición de foráneos pueden hacer lo que les da la gana.
En cuanto a mí, el carnaval fue la estocada final para convencerme de lo que como costeño y barranquillero me enorgullece de mi ciudad pero también de aquello que creo y seguiré creyendo hay que mejorar y, ¿Por qué no? en últimas, cambiar.