Desaparecen los estratos sociales

Por: Jorge Lujan López

Colaborador

Los estratos socio-económicos son un sistema de clasificación de los inmuebles y las viviendas, que fue creado a mediados de los años ochenta, para que los colombianos tuvieran acceso a servicios públicos domiciliarios básicos como agua, energía eléctrica y gas natural.

Esta estratificación socio-económica dividió estos inmuebles en 6 franjas o estratos de el 1 al 6, dependiendo de las condiciones de los predios y del entorno barrial. Sistema que no describe la persona, sino su lugar de vivienda, el cual se determina de acuerdo al entorno urbanístico y de  las características físicas de la edificación. Este fue creado con buenas intenciones, de manera que los sectores pudientes o adinerados, subsidiaran los servicios públicos de los estratos más pobres esto es 1, 2 y 3. Sin embargo, esto que fue creado con intención solidaria y redistributiva, se volvió injusto, presentando grandes falencias, fisuras, inequidades. Por ejemplo: Un asalariado en una vivienda de estrato 5 puede quedar desempleado, y perder la capacidad de subsidiar a otros estratos, o en el caso contrario una persona con altos ingresos puede aprovecharse y vivir en un estrato inferior, y así poder recibir los beneficios a los que no tiene derecho una persona con altos ingresos. Otros beneficios podrían ser el llamado ‘Pilo-paga’, o sea unas becas dadas por el Estado para estudiar en cualquier universidad, si el estudiante saca un buen promedio en las pruebas Icfes y vive en un estrato 1 o 2. Otro problema podría ser de índole cultural. El estrato nace como un indicador técnico pero más tarde, se convierte en una etiqueta clasista.

El Departamento Nacional de Planeación dio a conocer el decreto que parece corregir esta situación. Este se llama Registro Universal de Ingreso; cuyo objetivo es clasificar a las personas de acuerdo a su situación económica real y no con las características de su vivienda.

Pero este nuevo proyecto tendrá muchas dificultades, ya que en nuestro país, muchos ciudadanos trabajan en la informalidad y no declaran ingresos ni renta. Además, aquellos que se encuentran beneficiados con el sistema actual, se opondrán radicalmente a que sea reformado este sistema; será que el remedio en este caso es peor que la enfermedad.

Esta reforma merece el respaldo del gobierno, del Congreso, los gremios y demás estamentos de la sociedad.

Esta clasificación permitiría distribuir mejor los recursos con el cual el Estado ayuda a las clases más necesitadas de nuestro país,