Las negociaciones para definir el salario mínimo colombiano entraron en un callejón sin salida, culminando en un estancamiento durante la última reunión de la Mesa de Concertación de Políticas Laborales y Salariales convocada por la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez.
En un clima de incertidumbre, las partes involucradas no lograron alcanzar consenso, prolongando la incertidumbre sobre el ajuste salarial que afectará a millones de trabajadores en el país. Según la ministra Ramírez, las conversaciones bilaterales continuarán en los próximos días, extendiéndose hasta el 30 de diciembre, fecha límite establecida para que el Gobierno determine el incremento mediante decreto.
La ministra afirmó: «Esta mesa no se rompe. Mantendremos el diálogo hasta el último momento, buscando un acuerdo que beneficie a todas las partes involucradas». Sin embargo, la falta de avances sustanciales aumenta la posibilidad de que el presidente Gustavo Petro tenga que intervenir y definir el aumento por decreto si no se alcanza un consenso en los próximos nueve días.
Hasta el momento, la única propuesta concreta proviene de las centrales obreras, que abogan por un aumento del 18 %, elevando el salario de $1.160.000 a $1.550.000. Por otro lado, los representantes empresariales no han presentado una propuesta definida, aunque han reiterado en diversas ocasiones que cualquier incremento debe ajustarse a la tasa de inflación. En noviembre, esta tasa se situó en un 10,15 % anual.
La incertidumbre persiste en torno a la decisión final, mientras trabajadores y empleadores esperan ansiosos una resolución que impactará directamente en sus ingresos y costos laborales. El reloj avanza, y la presión aumenta en la búsqueda de un acuerdo que concilie las demandas de ambas partes y evite una intervención presidencial para fijar el salario mínimo.