Un estudiante de 24 años, armado con alta precisión, desata una masacre en el centro de Praga, dejando 15 muertos y 25 heridos. Autoridades checas descartan la conexión del atacante con el terrorismo internacional.
En un acto sin precedentes, Praga se sume en la tragedia tras un tiroteo que cobró la vida de al menos 15 personas y dejó a otras 25 heridas, nueve de ellas en estado grave. El estudiante responsable, portando una maleta repleta de armas de alta precisión y munición, se quitó la vida tras ser perseguido por la policía.
El Ministerio de Interior checo, Vit Rakusan, enfatizó en una rueda de prensa junto al presidente Petr Pavel y el primer ministro Petr Fiala, que «no hay ningún indicio de vinculación con el terrorismo internacional». Esta conclusión fue comunicada a los socios comunitarios de Praga.
La identificación de los cadáveres aún no ha comenzado, y se estima que entre las víctimas podría haber extranjeros. El primer ministro Fiala anunció que el gobierno de coalición de centro de derecha declaró el sábado 23 de diciembre como día de luto nacional, expresando su devastación ante la tragedia.
El jefe de Estado, Petr Pavel, exhortó a la ciudadanía, políticos y medios de comunicación a «no abusar de estos acontecimientos», instando a evitar la diseminación de versiones falsas que puedan enervar a la opinión pública. Pavel, quien presidió el comité militar de la OTAN antes de asumir la jefatura del Estado, pidió «piedad, reserva y unidad» en estos momentos difíciles.
Aunque las fuentes oficiosas mencionan un fusil automático AR15, las autoridades continúan investigando los motivos detrás de este trágico suceso que ha conmocionado a Praga y a toda la nación.
