En un lapso de tan solo doce horas, algunos barrios de Moscú han acumulado hasta 40 centímetros de nieve, desencadenando la cancelación o posposición de 60 vuelos en los aeropuertos de la capital rusa, según informó el reconocido meteorólogo Román Vilfand.
Los servicios comunales trabajan incansablemente para hacer frente a las consecuencias de esta nevada histórica ya que no se había presentado una desde hace 150 años, por o cual se ha desplegado esfuerzos para despejar calles y aceras mientras la ciudad enfrenta un desafío sin precedentes.
Aunque se espera que las precipitaciones disminuyan, Moscú no está fuera de peligro.
Las predicciones indican un abrupto descenso de las temperaturas hacia finales de semana, alcanzando los 20 grados bajo cero.
Esta situación plantea nuevas preocupaciones sobre las condiciones de las vías y la infraestructura de la ciudad.
Simultáneamente, Siberia se prepara para un intenso frío, con algunas áreas enfrentando temperaturas extremas de 40-50 grados bajo cero.
Las regiones de Krasnoyarsk y Jabárovsk, así como Magadán, Yakutia y Chukotka, se encuentran en alerta máxima ante el gélido embate invernal que amenaza con paralizar gran parte de la vida cotidiana en estas zonas.
Los residentes y las autoridades locales toman precauciones extraordinarias para enfrentar este clima implacable, que promete desafiar los límites de la resistencia humana y la infraestructura regional.
