El nombramiento de Barranquilla como Ciudad una fecha para resignificar

Por Madia Muskus & Álvaro Del Castillo

En el devenir de la historia, Barranquilla ha sido testigo de transformaciones significativas que merecen ser resaltadas y difundidas, particularmente en fechas emblemáticas que han forjado su identidad. A pesar de los lazos simbólicos con Cartagena durante la época Republicana, es fundamental destacar el reconocimiento alcanzado el 11 de noviembre de 1857, un hito que marcó el ascenso de Barranquilla a la categoría de ciudad y que ha sido opacado en el trasfondo de festividades cívicas.

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Asimismo, la festividad del 7 de abril ha sido limitada en su alcance histórico, conmemorando únicamente el ascenso de aldea a Villa, que  solo duro hasta 1815 cuando Vicente Capmany arrasa con la población de la joven Villa en un acontecimiento mal llamado la Batalla del Chuchal, donde perdieron las vidas mujeres, niños, jóvenes y ancianos, en un asedio que duro más de una semana para arrasarla, siendo degradada a un status más bajo como  caserío, hasta que en 1820 fue liberada por tropas mestizas . Siendo el logro de recuperarse hasta el punto trascendental en que Barranquilla fue elevada a la categoría de ciudad. Es imprescindible resignificar esta fecha, recordando el 11 de noviembre de 1857, fecha en que entra en vigencia la ley 17  del 7 de noviembre de 1857, cuando la Asamblea Constituyente del estado de Bolívar, bajo la presidencia de Manuel José Amaya, otorgó a Barranquilla el estatus de ciudad y liderado por el General Tomás Cipriano de Mosquera, benefactor de la ciudad a mediados del siglo XIX.

En el año 1857, el destacado líder Tomás Cipriano de Mosquera promulgó una ley que tuvo un impacto significativo en la organización territorial del Estado de Bolívar. Dicha legislación, bajo su sanción, delineó la división del territorio bolivarense en cinco departamentos, cada uno compuesto por distritos estratégicamente organizados.

Estos departamentos, con sus respectivas cabeceras, fueron configurados de la siguiente manera: Cartagena, que comprendía 25 distritos; Corozal, con 17; Mompox, con 10; Sabanilla, con 18; y Sinú, con 11. Cada uno de estos distritos desempeñaba un papel crucial en la administración y la organización regional.

Las cabeceras de estos departamentos fueron designadas en sintonía con la importancia estratégica de sus respectivos distritos. Así, las cabeceras estaban representadas por los distritos de Cartagena, Corozal, Mompox, Barranquilla y Lorica. Esta estructura administrativa no solo buscaba una distribución eficiente, sino que también reflejaba la diversidad y la vitalidad de las distintas regiones dentro del Estado de Bolívar en ese momento crucial de la historia.

Es relevante resaltar que Barranquilla formaba parte del departamento de Sabanilla en aquel entonces, uno de los cinco que conformaban el Estado Soberano de Bolívar. Este estado, sucesor de la provincia de Cartagena según la Ley del 15 de junio de 1857, consolidó a Barranquilla como un actor central en la escena política y administrativa de la región.

Es crucial resaltar estos acontecimientos para desentrañar la riqueza histórica y cultural de Barranquilla, alejándose de las sombras simbólicas que la han eclipsado. La división del territorio en el mismo año, con el Centro y los barrios Arriba y Abajo, refleja la determinación de consolidar mediante este acto de planificación territorial, la visión estratégica de la ciudad en pleno crecimiento, situándola como un ente dinámico y en constante evolución.

En consecuencia, la importancia de la fecha del 11 de noviembre de 1857 y sus repercusiones en la configuración de Barranquilla como ciudad deben ser difundidas y resignificadas. Reconocer su papel en la independencia colombiana, es esencial para construir una narrativa que refleje con precisión su rica herencia y su continuo progreso.

Al explorar estos eventos, se revela la necesidad imperativa de difundir y resignificar la importancia de estas fechas fundamentales. El 11 de noviembre de 1857 no solo representó la “emancipación”, superación y pujanza de una Barranquilla que logro renacer literalmente de las cenizas tal como ave fénix, sino también un hito que ha contribuido a su identidad y desarrollo a lo largo de los años. Reconocer y celebrar estas efemérides con la profundidad histórica que merece es esencial para que Barranquilla pueda tejer una narrativa rica y precisa que refleje su legado y los eventos históricos.