Por Orlando Andrade Gallardo
Una vez más se evidencia que en las elecciones provinciales siempre ganan los mismos, repitiéndose la historia, alternándose cada cuatro años por el férreo poder político y económico que ejercen los gamonales en la región.
En el Atlántico, que al igual de otros departamentos, los clanes, grupos familiares y empresariales no quieren soltar el mando sobre el pueblo que los observa pasivamente sin ninguna opción para competir por el enorme poderío burocrático y económico que poseen. En Barranquilla y el departamento se conocía quiénes eran los candidatos ganadores al momento de conocerse los nombres de Alex Char y Eduardo Verano de la Rosa, era un triunfo cantado al igual que en la gran mayoría de municipios. Concentrar el poder en un solo grupo político es fatal para la democracia, que al final las mayorías tienen que obedecer por compromisos políticos y burocráticos los nombres que impongan los caciques con chequeras abultadas. En varias ocasiones se ha comentado que en el departamento y su capital hay profesionales competentes donde escoger, para ocupar cargos de dirección, pero la maquinaria política no lo permite por no pertenecer a su selecto grupo. No entendemos a quienes pretenden engañar con gritar a los cuatro vientos que Colombia es un país que goza de una democracia estable, cuando gobiernan los mismos personajes de siempre sin brindarles oportunidad a verdaderos líderes sociales. ¿Qué tratarán de esconder con atornillarse al poder? alguna auditoría donde aparezcan los torcidos. Con el abstencionismo del domingo pasado del 12% en el departamento, se evidencia el descontento de la ciudadanía y las alarmas están prendidas, pero no pasa nada, ¿quién le pone el cascabel al gato?.
Así mismo en los municipios de Gamarra y Maicao el triunfo fue del abstencionismo, ¿cuál será la lectura de los gobernantes de la localidad?
Sin caer en la apología y aceptar la asonada que se presentó en las oficinas de la registraduría en una población pacífica en el departamento del Cesar, como Gamarra, que no había riesgo de desórdenes electorales y hubo muertos, las autoridades deben investigar sus causas. Los medios de comunicación anunciaron que los hechos tuvieron su origen por la inhabilidad de un candidato que fue retirado de las listas como aspirante al Concejo a una semana de las elecciones el pasado domingo. El Consejo Electoral está en su derecho de sancionar y dejar por fuera de las contiendas electorales a los aspirantes que tengan deuda con la justicia, sin embargo cientos de candidatos por sus influencias se vuelan los impedimentos y no pasa nada; la norma debe tener un límite de tiempo antes de las elecciones para inhabilitar a los aspirantes. Es común que los aspirantes primíparos a corporaciones públicas de elección popular inicien sus campañas hasta diez meses antes e inviertan tiempo y dinero para cautivar a sus potenciales seguidores y no es justo que a una semana de las elecciones sean sacados de la listas.
Es cierto que la célula e institución más importante de un país es el municipio, por esta razón debemos elegir bien a sus representantes, pero no significa que los problemas de una localidad deben afectar a toda la nación, pues solo es una parte de la crisis institucional que debe solucionarse prontamente. Igualmente debemos distinguir entre municipios urbanos y rurales, en la primera sus habitantes derivan sus sustentos del trabajo en la industria y servicios, los segundos viven de sus actividades en el campo, esto con el fin de que los mandatarios tengan claro sus funciones y puedan desempeñarlas bien en beneficio de sus comunidades. Los colombianos elegidos el domingo en las diferentes corporaciones públicas deben entender que gobernar sin la participación del pueblo que lo eligió podría representar un fracaso. El objetivo de los ciudadanos que acudieron a las urnas el pasado 29 es buscar que los elegidos logren el desarrollo de su región y de Colombia, la meta de transformar el país para hacerlo eficiente es el anhelo de todos, la coyuntura para cambiar las estructuras sociales, económicas y políticas donde están afectadas, están dadas con el liderazgo del presidente Petro.
Es importante que la buena mística en la administración pública es definitiva para el progreso de una nación que merece ser bien gobernada, derrotar la inercia y la rutina con antídotos eficaces, excelentes planes de trabajo, incentivos y una organización bien programada, es lo que esperamos de los nuevos mandatarios.