La libertad no se vende

Por Juana de Arco

A propósito de la avalancha premeditada de desinformación que ha sucumbido en la opinión pública, es necesario hacer un análisis de las afectaciones graves y desacertadas que causan ciertos medios que tratan de complacer a las 4 familias ricas de Colombia, mientras dejan en el limbo del desconocimiento al colombiano común y corriente, ese mismo ciudadano que solo gana para medio vivir, con pocas oportunidades para avanzar.

Son esos medios que ha merced de la lucha del poder de los grandes monopolios económicos, se llenan los bolsillos sin importarles que son los culpables de que los colombianos a veces sin entender como maquinas robóticas creen los que ellos publican.

Y lo digo de esa manera, porque observe como unas cuantas personas salieron a marchar contra un proyecto, sin saber cual era su contenido. Se opusieron desconociendo que por culpa de gobiernos anteriores dejaron de percibir horas extras y otros beneficios que tenían como trabajador.

Para muestra de un botón les tengo un dato, colombianos trabajadores que ganan un mínimo, que son atropellados laboralmente, que trabajan sin garantías, siendo en algunos casos blancos de acoso, salieron a marchar en contra de una reforma que los beneficiaban. Lo hicieron por desconocimiento y porque los medios tradicionales se enfocaron en opacar un beneficio y disfrazar los intereses de los industriales, que prefieren atentar contra el derecho al trabajo, antes que devolverle al trabajador sus derechos.

Esa reforma que se opusieron buscaba mejorar las condiciones de los trabajadores pagando un recargo nocturno desde las 6 p.m., aumentando la remuneración por trabajar los domingos y festivos, e incrementar las indemnizaciones por despido injustificado, la duración máxima de la jornada es de ocho horas la diurna, siete la nocturna, siete horas y media la mixta, misma que podría modificarse, reduciéndola a seis horas diarias.

Eran unas condiciones que nos beneficiaban a todos. Por lo que considero que no debemos tragar entero, debemos leer y documentarnos mucho más, antes de salir de manera ignorante a refutar con desconocimiento de causa. Volver a la lectura crítica y analítica se hace necesario de manera urgente, para que no seamos victimas del abuso desmesurado de los que se creen dueños de nuestros pensamientos.

Y, es aquí en donde puedo asegurar que el control económico de los conglomerados hace que los colombianos sean manipulados por los medios que se convierten en prepagos y mercaderes de la información, constituyéndose la desinformación en estrategias para manipular la opinión pública y erosionar la estabilidad del Estado y de sus instituciones, con titulares llamativos que no corresponden a la realidad que vivimos.

Son esos cuantos conglomerados, que salen como buitres a cazar a las presas débiles, y en algunos casos extremos lo que no pueden comprar, lo tratan de destruir, simplemente porque no accedieron a sus pretensiones, de abandonar a la comunidad y ponerse al servicio de ellos.

Es ahí donde recuerdo, algo que una vez dijo el maestro del periodismo Juan Gossaín, el verdadero periodismo se debe a su gente, no a los ricos industriales que nada más les interesa el dinero y el poder, en donde la democracia y la libertad se convierten en la piedra en el zapato o tal vez en sus peores enemigos.

Y es que la libertad está amenazada por el acaparamiento del mercado de medios, por el afán de recuperar ese poder que perdieron en las urnas de manera democrática y transparente.

En todo esto hay algo que me llama poderosamente la atención, que aunque los medios independientes siguen en auge, el ecosistema de medios en Colombia no es diverso, en la medida que son pocos los grupos económicos que controlan las mayorías del mercado, en donde el control y la diversidad de los medios sigue siendo limitado, y la libertad de prensa se limita a expresar lo que únicamente le beneficia a esos grupos económicos que poco a poco han venido apropiándose de los medios y atacando a otros, confirmando así la disputa por el control económico de los medios de comunicación para manipular la opinión pública y lograr el cometido que es aniquilar los pensamientos progresistas, como también limitar la capacidad de análisis de los lectores o de los radioescuchas.

Como ciudadano es nuestro deber seguir luchando por nuestros derechos, ser cuidadoso en la información que consumimos, defendiendo la independencia, la democracia, pero sobre todo la libertad, por estas razones y en defensa de lo nuestro, la libertad no se vende.

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