[Editorial]  Semana Santa, días para la reflexión

La Semana Santa no es como era hace muchos años, anteriormente esta época tenía otras características, en tiempos pasados los colombianos oían con mucha devoción el sermón de las Siete Palabras, los feligreses de las distintas parroquias oraban y visitaban monumentos en los templos.

No podemos negar que los tiempos han cambiado y ahora muchos prefieren viajar y divertirse; sobresale el cambio de los ritos religiosos, aquellos sermones solemnes que atiborraban las iglesias o mantenían pendiente a los oyentes de las radioemisoras, son cosas del pasado; lo de la oración subsiste según la devoción de cada cual; cada vez despierta menos interés la otrora rigurosa visita al sitio de los denominados monumentos.

Sin embargo, no sobra tener en cuenta que la Semana Mayor es una conmemoración religiosa, así como en Navidad los villancicos y los pesebres recuerdan el nacimiento del Niño Dios, los días santos pretenden recuperar la memoria de los últimos días de Cristo, se constituye en toda una invitación oportuna para que los creyentes ejerzan su fe.

Además de su intrínseco carácter religioso, estos días se constituyen en una oportunidad para las vacaciones; es decir, una pausa en el trabajo o en el estudio.

Al programa tradicional de aprovechar estos días santos para salir de viaje por carretera se añade la posibilidad –que cobra cada día más popularidad– de quedarse en la ciudad haciendo turismo, en el marco de una oferta renovada que, además de la visita de museos, lugares de interés, parques, monumentos históricos y restaurantes, incluye programaciones especiales para la Semana Santa.

Durante siglos, las normas católicas imponían la abstinencia en cuanto al consumo de carne todos los viernes durante la cuaresma y el ayuno en algunos casos; los nuevos tiempos obligaron a modificar esta costumbre ancestral.

Según las últimas estadísticas, 36% de la población mundial es cristiana, celebra la Semana Santa; también por estos días es la fiesta de la pascua judía, religión con más de 3.000 años y el origen del monoteísmo, el islam que tiene 1.400 millones de fieles considera a Jesucristo como el profeta de Dios y la azora, contenida en el Corán, está completamente dedicada a la virgen María.

La Semana Santa que recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesús, –aunque ya no se tiene la devoción de otras épocas–, es una forma de leer el signo de los tiempos en donde cambia la cultura pero no la moral, entonces su esencia radica en comprender las enseñanzas del maestro,  en la construcción del reino de Dios y su justicia, como verdadera opción de felicidad de mujeres y hombres en la tierra, ante los fracasos políticos, sociales y económicos ocurridos en la historia de la humanidad.

El adagio popular, “Ni tanto que queme el santo, ni tan poco, que no lo alumbre”, hasta cierto punto tiene algo de cierto, si aceptamos que todos los extremos son dañinos, por esta razón lo mejor en estos días es compartir en familia, dar gracias a Dios, reflexionar sobre los aspectos negativos, no hacerle mal a nadie y tratar en lo posible de ayudar al prójimo. Ya sea que viajen, decidan hacer turismo en su ciudad o recogerse para ejercer la fe, deseamos a nuestros lectores una Semana Santa provechosa y sosegada, llena de conversión y reflexión sobre nuestro país.