[Editorial] Incertidumbres de la Paz Total

Indiscutiblemente la paz se constituye en uno de los más importantes anhelos históricos del pueblo colombiano, seguramente que esa fue una de las obsesiones de los constituyentes que intervinieron en la redacción de la Constitución Nacional que nos rige actualmente, un aspecto que quedó consignado en su artículo 22, el que nos enseña: La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento.

De ahí que nuestra Carta Magna esté llamada a ser un tratado de paz entre los colombianos y al servicio de esa causa dedicaron buena parte de sus esfuerzos los constituyentes que la redactaron y que ellos se hubieran empeñado en materializar ese ideal esquivo de la paz en un artículo que lo objetivara como un derecho y al mismo tiempo como un deber de obligatorio cumplimiento.

Si la paz total llega a consolidarse como tal en nuestro país, no cabe duda que se constituiría en el cumplimiento de uno de los grandes anhelos del pueblo colombiano y dejaría de ser la utopía que es hoy.

Por eso lo que se requiere es que si la paz no se consolida ahora, tampoco nos lleve a un recrudecimiento de la violencia, tal como se avizora en el horizonte, a juzgar por los últimos acontecimientos ampliamente conocidos por la opinión pública, en los que fueron asesinados antes de ayer varios miembros de la Fuerza Pública, un acontecimiento que tiene en vilo a la gran mayoría del pueblo colombiano.

Al respecto, la senadora María Fernanda Cabal, insigne vocera de los colombianos de bien, exteriorizó su enérgico rechazo.

Hoy también traemos a colación los hechos ocurridos el mes pasado, protagonizados por un grupo de violentos que haciéndose pasar por la ‘Guardia Campesina’ le quitaron la vida a un agente de la Policía Nacional y secuestraron a otros 78, al tiempo que instauró una denuncia formal en contra de los autores de este execrable crimen.

La vigorosa congresista, gran defensora de la democracia en Colombia, radicó ante la Fiscalía General de la Nación la correspondiente denuncia penal por los delitos de desplazamiento forzoso, invasión a la propiedad privada, crimen ambiental, secuestro, tortura, asesinato y amenazas contra la Fuerza Pública; al tiempo que exteriorizó su rechazo a estos hechos enfatizando en que este acto no debe quedar impune si es verdad que se quiere la Paz total.

Consideramos conveniente a todas luces –respecto a lo sucedido– que la opinión pública obtenga la mayor aclaración posible por parte del Gobierno nacional.

Lo que pretendemos en este breve análisis es profundizar en algunos aspectos que emergieron a raíz de los acontecimientos a los que hoy hacemos referencia y que consideramos como un golpe bajo a la pregonada Paz total y origen de la actual crisis.

Más allá de posibles descoordinaciones entre los miembros de la fuerza pública, es necesario ubicar las contradicciones estructurales que está suscitando el método de negociación aplicado por el actual Presidente de los colombianos, el que seguramente requerirá un mayor estudio.

Sin embargo, para explicar la tensión de los últimos días es necesario interpretar con mayor claridad el mensaje presidencial, en el que se condensa en pocas palabras su política de Paz total. Nadie en Colombia duda de la importancia de una paz estable y duradera, por ello la necesidad de aunar voluntades para materializar ese propósito nacional